Floja asistencia  Ministerio  Mujer  en caso agresión  VIH

Floja asistencia  Ministerio  Mujer  en caso agresión  VIH

La asistencia legal que le ofrece el Ministerio de la Mujer a la madre de tres hijos a la que su ex marido le inyectó sangre contaminada del virus de  inmunodeficiencia humana (VIH), no presenta al tribunal el delito con la magnitud del dañó que sufrió la víctima, ya que señala  el intento de asesinato como un caso de violencia  de género.

A un año de que la mujer fuera inyectada con una sangre que dio positivo al VIH, el expediente hace alusión al resultado de la prueba verificada por el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif), pero no con la contundencia que amerita el proceso.

Incluso, el expediente aún no tiene el número del examen forense  efectuado a la jeringa que la víctima envió a analizar, a través de la Fiscalía Barrial del sector Gualey, donde fue atendida el 11 de agosto del año pasado, día en que fue agredida por el padre de dos de sus tres hijos. La mujer, que vive una pesadilla,  amenazada por su ex marido desde  la penitenciaría de La Victoria, donde cumple prisión preventiva,   dice que todavía no se ha sentado con su representante legal para conversar sobre la acusación a Virgillio Mejía Reinoso, apodado Kiko.

Ella sabe poco de las diligencias procesales hechas para fortalecer el expediente que conocen los jueces del Cuarto Tribunal Colegiado del Distrito Nacional.

La acusación establece que el hombre la sorprendió por la espalda y le inyectó en un brazo sangre contagiada. Pero la imputación que se le hace es por violar los artículos 309, 309-1 y  309-2 del Código Penal Dominicano (que castiga golpe o herida) y la Ley 24-97, sobre Violencia Intrafamiliar.

La  víctima espera que su abogada del Misterio de la Mujer la cite para enfocar los elementos que deberán ser tocados en el juicio.

El drama de la enfermedad. La perturbación mayor que sufre esta mujer es tener que acudir al  hospital a solicitar los medicamentos que le administran desde que su ex marido le inoculó el virus. Le da pánico sentarse entre los pacientes contagiados, y  le duele cruzar de su centro de trabajo al hospital, situado al otro lado de la calle. 

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