Florentino, Timoteo y Luperón

Florentino, Timoteo y Luperón

Enseguida les decimos que nos referimos a Pedro Florentino, a Timoteo Ogando y a Gregorio Luperón. Ciertamente, que desde que se inició la lucha armada en contra de los haitianos a comienzos del 1844, Pedro Florentino fue un verdadero combatiente de vanguardia.

Este hombre puede ser considerado como uno de los más aguerridos vigilantes de nuestra frontera del sur. En el manejo del sable, tenía Florentino muy pocos rivales. Famoso resultó su duelo con otro bravo del legendario y heroico sur. Con Timoteo Ogando, el mayor de la tribu libertadora de Pedro Corto. Vale decir: la tribu heroica de Catalina Encarnación la mujer de Juan Ogando. Florentino venció a Timoteo y hasta le tumbó el sable, pidiéndole entonces Timoteo que lo matara. Florentino respetó la vida de ese valiente. A partir de entonces en el sur se decía que «florentino presinó (Persignó) a Timoteo». Porque ocurrió que en el duelo Timoteo recibió en la frente, de parte de la agresiva punta del sable de Florentino, una herida que semejaba una cruz.

En la guerra de independencia de 1844 a 1856, Florentino combatió en la frontera sur y en la frontera norte. En las dos fronteras.

En el 1857 Florentino se fue a vivir a San Juan de la Maguana, siendo en el sur el general de más alto rango, pues era él general de división. Al iniciarse en el 1863 la guerra de la restauración de la república en contra de España, el representante de la causa restauradora del gobierno provisional de Santiago, el general de Jarabacoa José Durán logró conquistar para la causa de la patria, a Pedro Florentino y a Aniceto Martínez.

El gobierno provisional restaurador de Santiago, nombró a Pedro Florentino jefe superior de operaciones en el sur. Florentino empezó el acto bonancible de recibir muchas adhesiones, se puso en marcha y llegó con sus tropas hasta Baní y San Cristóbal. A la sazón, se encontraba organizando guerrillas en San Cristóbal el general Gregorio Luperón, cuando recibió una llamada de Florentino, quien lo trató con mucha consideración y le mostró una orden superior (casi un decreto) del gobierno de Santiago, donde se le nombraba a él, a Florentino Jefe Superior del Sur y además le presentó una orden donde se le mandaba fusilar a Luperón.

Luperón leyó pausadamente, se revistió del valor necesario y dijo serenamente: «General Florentino, cumpla usted con su deber». Entonces Florentino le manifestó a Luperón lo siguiente: «Retírese a la casa donde usted se aloja. Yo mandaré un piquete para que lo custodie». Luego se presentó Florentino por ante Luperón y le expresó: «Voy a mandarle un oficio para que usted salga enseguida, inmediatamente, de aquí por el camino de El Maniel, para que el gobierno lo fusile allá. Porque yo no debo cargar con la responsabilidad de semejante crimen».

Es bueno consignar aquí, que en manos de Florentino preso también estuvo Máximo Gómez, que les servía a los españoles. Florentino perdonó a Gómez quien sería en el futuro el Napoleón de la Guerra de guerrillas y libertador de la hermana isla de Cuba. En la guerra contra España y sus servidores dominicanos, Florentino más que un hombre parecía una fiera. A él se le obnubiló el cerebro. Llegó a sentirse horrorizado, atormentado y fuera de sus cabales y no entendía porque los blancos de ciertas regiones, siendo dominicanos se arrastraban en el lodo de la adulonería, frente a los blancos extranjeros. Por ejemplo en Baní, Silveria Valdez (Candelaria Ozán) se enmaridó con el español José Trujillo Monagas y le parió un muchacho que nombraban Pepito y que después lo llamarían «Dallocito». El garañón hijo de Silveria engendraría una terrible y fatídica familia de apaga y vámonos. Florentino perdió la razón y empezaron sus famosos fusilamientos. Ocurriendo la mentada «matanza de la Urca». Tomando el camino de Azua, se encaminó hacia San Juan de la Maguana. Después siguió hasta adelante rumbo hacia la frontera. Ya lo seguían pocos hombres y una noche mientras borracho dormía, el capitán Juan Rondón lo asesinó clavándole un puñal en el pecho, atravesándole el corazón.

Pedro Florentino murió a los cuarenta y seis años. El había nacido en Hincha en el año de 1818. En Hincha también tuvo su cuna Pedro Santana y Familia. Santana nació en 1801.

Hay que decir que don Sócrates Nolasco escribió cosas muy interesantes acerca de los comportamientos finales del muy desacreditado y a veces calumniado General de División Pedro Florentino, combatiente de la independencia y de la restauración de la República Dominicana.

Asegura don Sócrates que antes de su enajenación mental este hombre de guerra se comportaba con mucha valentía, gran cautela y suprema ecuanimidad. Se portaba con bastante serenidad y pruebas suficientes las ofreció cuando le mataron a su joven y querido hijo el capitán Santo Domingo Florentino.

Entonces él fue piadoso y magnánimo y no asumió ninguna actitud de venganza. Pedro Florentino no se hizo justicia con sus propias manos por la muerte criminal de su joven y adorado hijo, el capitán Santo Domingo Florentino.

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