Florida: un tema para el ordenamiento territorial

Florida: un tema para el ordenamiento territorial

Cuando los soldados americanos entraron en Florida para tomar posesión de ese ex territorio español, en 1830, fue para hacer varias guerras: la primera contra los habitantes originarios que ahí sobrevivían, después contra los ex esclavos negros en escapada por su libertad y, por fin, contra los mosquitos, la malaria, los aligátores, la humedad, las lluvias. Descubrían un lugar hostil, impropio para la vida. A pesar de esa geografía poca amigable, la Florida se desarrolla, después la guerra de Secesión: se secan los pantanos, la Plant and Flager construye un ferrocarril hacia la costa Atlántica para sacar de sus plantaciones, las naranjas, limones y los fosfatos hacia el Norte. Después la zona sirve de base estratégico militar para intentar la anexión de Cuba en 1898 y se inicia la urbanización de la Florida, a principios del siglo XX, como la conquista de un territorio propio para la especulación inmobiliaria, argumentando que el clima es un paliativo para el duro invierno en el Norte. De poca recordación, en 1926 pasó el ciclón llamado Gran Miami, que dejo más de 400 muertos y su marca se sintió desde South Beach hasta Moore Haven, en el lago Okeechobee e incluso, en la bahía de Tampa y la costa norte del Golfo. La tormenta tocó tierra por segunda vez cerca de Gulf Shores, Alabama, y dejó inundaciones memorables. El impacto a largo plazo se hizo evidente: cuando estalló la burbuja inmobiliaria y Florida se hundió en una depresión económica unos tres años antes que el resto de la nación en el 29. La mafia y Al Capone harán olvidar los ciclones, las muertes, las plagas de los frutales, convirtiendo la Florida en una extensión de La Habana y en la estancia de las familias adineradas que huían del invierno en el Norte. No así, en verano, preferían la costa noreste. Mientras tanto, la armada de los EE.UU ocupa la Florida, se funda Cap Canaveral por estar más cerca del Ecuador, llegan los cubanos del exilio convierten Miami en una placa giratoria, centro mundial de la música, la diversión, del jet set, del consumo infinito, todos olvidaron la geografía y la climatología. Prueba de eso, se instalaron Disney World, las terminales de cruceros, varios aeropuertos y la especulación inmobiliaria terminara ese proceso de urbanización en una península estrecha y a nivel del mar. Lo que debe preocupar ahora, no solo a los planificadores territoriales, sino a los políticos y a las aseguradoras, es que la región Sur de Estados Unidos demostró su extrema vulnerabilidad. Los meteorólogos no son magos y los planificadores deberán zonificar, clasificar las zonas inundables o no, construir con más normas y mejores materiales porque las zonas costeras de América del Norte concentran a menos de 50 kilómetros del mar el 31.5 % de su población.

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