Flujos de capital
La muy esperada ola de dinero chino se aproxima

<strong>Flujos de capital<br/></strong>La muy esperada ola de dinero chino se aproxima

La necesidad de administrar influjos de divisas está obligando a Pekín a permitir portafolios de inversión en el extranjero dice Florian Gimble En Hong Kong

En agosto pasado, algunos de los más poderosos administradores de dinero del mundo rebosaron las salas de reuniones de un discreto hotel de negocios en las afueras de Pekín. Con sus trajes elegantes y zapatos lustrosos, los administradores esperaban impresionar a un grupo de altos funcionarios del gobierno chino durante una pasarela de un solo día.

Tres meses más tarde, diez grupos financieros recibieron el premio codiciado: el derecho a administrar las primeras inversiones en el extranjero de US$50 millardos (£26 millardos, _39 millardos) de fondos de pensiones estatales. Estos mandatos de inversión inicial son las primeras gotas de lo que se espera sea una ola de inversiones en el extranjero de los bancos aseguradores y fondos de pensiones chinos inundados de efectivo.

“La oportunidad de desempeñar un papel activo en la inversión de capitales chinos en ultramar representan para la mayoría –si no para todas- las firmas internacionales el Santo Grial de la administración de inversiones”, dice Shiv Taneja, de Cerulli Associates, una firma investigadora.

El negocio más reciente se produjo el mes pasado, cuando Franklin Templeton, el administrador de fondos de Estados Unidos, formó un “joint venture” sin precedentes con China Life, el mayor asegurador del país. El acuerdo le permitirá a China Life invertir grandes partidas de sus activos en rápido crecimiento en el extranjero, por primera vez.

Los analistas dicen que los aseguradores y los fondos de pensión locales no podrán cumplir con sus obligaciones a largo plazo, a menos que inviertan parte de su dinero en títulos extranjeros de alto rendimiento. Es un cambio que se ha acogido como una potencial “ola de dinero” para golpear mercados de acciones corrientes, como Hong Kong, el primer puerto de llegada para muchos inversionistas chinos. 

Sin embargo, cuando muchos administradores internacionales de dinero se regocijan, las mayores sonrisas están en los rostros de los burócratas y banqueros centrales de Pekín, quienes han desencadenado y estimulado esta tendencia.

Los bancos, aseguradores y administradores de fondos chinos, recibieron el año pasado la aprobación para invertir en el exterior por primera vez mediante un sistema de cuotas, conocido como el esquema Inversionista Institucional Interno Calificado (QDII, en inglés). Más de US$100 millardos en valor de inversiones podrían canalizarse a través del programa QDII durante los próximos dos años, de acuerdo con Z-Ben Advisors, una firma de investigaciones de Shanghai.

Esta perspectiva refleja un notable cambio de política en un país que se precia de tener uno de los controles más firmes del mundo sobre los movimientos del dinero que entra y sale.

Desde la crisis financiera de Asia de 1997-98, líderes de economías emergentes, como China, aceptaron como un artículo de fé que los flujos de capital sin control conducían a los ataques especulativos, la fuga de capitales y devaluaciones en la moneda similares a los que afligieron a Tailandia e Indonesia. Muchos economistas recomendaron que los países deberían mantener rígidos controles al capital, mientras carecieran de un sistema bancario sólido y estable, tasas de interés flexibles y una tasa de cambio también flexible, un juego de herramientas que China todavía está por desarrollar.

Entonces, ¿por qué China empezó a abrir la llave? Pekín espera utilizar los flujos controlados que salen para retardar el crecimiento de sus reservas en divisas, las mayores del mundo, de más de US$1,000 millardos. “Esta va a ser una de las mayores acciones políticas de 2007”, dice Jonathan Anderson, jefe económico de UBS para Asia. “Vamos a ver un número creciente de anuncios y políticas oficiales que pueden conducir a significativas salidas de capital”.

En años recientes, cientos de miles de millones de dólares han inundado el sistema financiero de China, principalmente a través de excedentes del comercio e inversión interna en sectores como la manufactura y la propiedad. Si se dejaran sin control, estos influjos presionarán al alza al renminbi, debilitando la competitividad de las exportaciones, el motor principal del desenfrenado crecimiento del país. Dada la política de Pekín de permitir solo un pequeño incremento en la apreciación del renminbi, el Banco del Pueblo de China (BPC), el banco central, tiene que absorber el grueso de estos influjos en divisas mediante la acumulación de reservas.

Mantener reservas masivas no es un problema en sí mismo. Sin embargo, los banqueros centrales de China están nerviosos por el costo potencialmente en alza del proceso de acumulación: con el fin de “esterilizar” o despejar el exceso de liquidez, generado por sus compras de divisas, el BPC ha estado emitiendo billetes de moneda local diseñados especialmente.

La asombrosa cantidad de estos títulos a corto plazo -por un valor de US$400 millardos, y que sigue creciendo- tiene que posponerlos cada tres o seis meses, un proceso que obligaría al BPC a pagar tasa más elevadas a los tenedores de bonos si las tasas de interés internas subieran. De ahí la decisión de Pekín de estimular a las instituciones locales e individuos a echarse al hombro parte de la carga.

Según las proyecciones actuales, las reservas oficiales chinas pudieran duplicarse hasta más de US$2,000 millardos en cuatro años. “Alguien en China, ya sea el BPC, los bancos estatales, las compañías de pensiones estatales o las firmas estatales, puede que tengan que añadir unos US$400 millardos a sus reservas de divisas este año”, dice Brad Stser, jefe de investigaciones en Roubini Global Económicas, en Nueva York.

Ya el capital empezó a filtrarse. En la segunda mitad del año pasado, China tuvo un salida estimada cercana a un valor de US$49 millardos en dinero especulativo, de acuerdo con Standard Chartered. Este año, los flujos que salgan pudieran ser aún mayores.

Después de un reciente cambio de política, Pekín va a diversificar las reservas en divisas del país, 70% de las cuales se piensa estén en activos denominados en dólares, como bonos del Tesoro de EEUU y títulos respaldados por hipotecas. Para generar retornos más altos, el BPC está entregando mandatos de inversión a los administradores de fondos internacionales que se especializan en acciones corrientes.

Este último cambio de política también indica que China puede emplear una parte de sus reservas para crear una poderosa agencia estatal similar a Tamasek, la rama de inversiones del gobierno de Singapur. Mientras tanto, se espera que el BPC acelere sus trueques ultra-discretos en moneda extranjera con los bancos locales -transacciones que les facilita dólares a los bancos para prestar o invertir, sin obligarlos a asumir riesgos con las divisas. Pekín también continuará promoviendo su política industrial de “salir”, mediante el estímulo a las inversiones en el exterior, especialmente en sectores estratégicos como el petróleo y el gas.

Sobre todo, se espera que Pekín levante algunas restricciones a su programa QDII. Hasta ahora, a unos 16 bancos y una casa de administración de fondos se les ha permitido invertir hasta US$13,4 millardos a nombre de sus clientes, pero solo una fracción mínima de esta cuota total de QDII ha sido utilizada.

Los banqueros locales culpan al hecho de que a ellos se les pide hacer ofertas solo de productos de ingreso fijo extranjero de bajo rendimiento, comparativamente. Sus clientes minoristas han tenido poco apetito por estos instrumentos, debido a una nueva apreciación del renminbi ampliamente esperada y el poder de atracción de las bolsas de valores locales, que subieron 130% el año pasado.

Un nuevo relajamiento de la reglas de los QDII dependería probablemente de la valoración que haga Pekín de los primeros productos experimentales tipo acción corrientes, incluyendo uno que está co-administrado por Lehman Brothers de EEUU.

Y mientras que los aseguradores y fondos de pensiones chinos están listos para liberar las inversiones en el extranjero, el apetito minorista de activos extranjeros dependerá en gran medida de los mercados de acciones locales, en los cuales recientemente se produjo una ligera corrección, como lo concibe Stephen Jen, jefe de investigaciones monetarias globales de Morgan Stanely, “Una vez que la burbuja estalle, se verá una salida de flujos saludable”.
VERSION IVAN PEREZ CARRION

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