El Fondo Monetario Internacional (FMI) inició conversaciones con Argentina respecto de sus políticas económicas, en una semana en la que el Gobierno del país declaró desierta una licitación de bonos y postergó de manera unilateral el pago de capital de otros títulos.
El gobierno argentino busca reestructurar una deuda soberana de cerca de 100.000 millones de dólares, de los que debe 44.000 millones al Fondo Monetario Internacional -el principal acreedor del país-, que envió a Buenos Aires un equipo para negociar un acuerdo que permita a la economía de Argentina volver a crecer. Sin embargo, no será fácil. Los bonistas están preocupados por la reestructuración. A su vez, el Gobierno argentino ha prometido no hacer pagos insostenibles y se niega a aplicar las políticas de austeridad fiscal que el FMI suele recetar a países en crisis económica.