La arremetida del reciente disturbio tropical con saldos mortales y de significativos daños materiales y de conmoción social encuentran al país sin haber creado un fondo especial para la prevención, mitigación de los perjuicios generados por el cambio climático con augurios de futuras manifestaciones peores. Tras lo ocurrido ahora, y a sabiendas de que los recursos presupuestales para tales fines son insuficientes, el Gobierno tendrá que apelar a instrumentos financieros adicionales para enfrentar las pérdidas sin precedentes de la previsible cadena de impactos que a mediano plazo reclamarán 124 mil millones de pesos para conservar su ritmo productivo y de desarrollo estructural y humano. Parte de la riqueza nacional está amenazada por la posición de la República en el ranking de exposiciones a catástrofes: el octavo territorio más afectado por eventos con elevadas pérdidas económicas en una lista de 183 Estados del mundo.
Puede leer: Evaluar estructuras para corregir sus debilidades
Una clara opción está a la vista: acceso al programa de préstamos para contingencias del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), fuera de una diversidad de fuentes de financiamiento de condiciones favorables, así calificadas por Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo.
Oh ironía: el óptimo nivel de crecimiento económico con estabilidad que el país tiene logrado obliga a mayores y más rápidas inversiones para recuperarse. El reto es grande como lo es también la confianza en el manejo de la economía dominicana.