Forense: fecha y sitio equivocado

Forense: fecha y sitio equivocado

Nada más desafortunado que la desagradable coincidencia de encontrarnos en el peor de los lugares donde acontece un hecho catastrófico, verbigracia hallarse en medio de una garata cuando dos personas fuertemente armadas deciden  batirse a tiros.

Pero no es a este tipo de situación trágica a la cual me he de referir en este trabajo. Tocaré un tema más humano y cotidiano, voy a referirme al tópico de los servicios de emergencia hospitalaria en Centros de traumatología durante los días feriados. Utilizaré para ello un caso real y reciente de consecuencia fatal.

Se trata de un joven cuya madre asegura que viajaba en la cola de una motocicleta en el instante en que ésta colisionó con otro vehículo. De su lado, las autoridades policiales informaron que el hoy occiso era perseguido por una patrulla bajo la acusación de haberse adueñado de una moto sin el previo consentimiento del propietario. La progenitora del fenecido agrega que fue notificada por la vía telefónica acerca de la presencia de su vástago en la sala de urgencias del Hospital Dr. Darío Contreras en condición de reo esposado. El lesionado presentaba trauma cerrado de tórax  y abdomen, así como abrasiones y contusiones en cara, pecho y vientre. Dos laceraciones superficiales del rostro, ubicadas específicamente en la parte izquierda de labios y barbilla fueron suturadas.

Todo lo narrado acontece durante el tradicional período navideño cuando decenas de accidentados hacen turno para ser atendidos en ese centro de referencia nacional de  traumatología.

El detenido le fue entregado de nuevo a la Policía, quien lo condujo a una celda del destacamento de Naco en el Distrito Nacional. No hay constancia de evaluación radiológica del paciente antes de ser dado de alta.  Una vez integrado a su nueva y forzada morada en el ensanche Naco, el recién admitido huésped manifestó un rápido y progresivo deterioro en su estado de salud.

Los compañeros de prisión dieron la voz de alarma al custodio tan pronto notaron que un líquido mal oliente salía por boca y nariz del recluso  el cual lucía grave.  Mientras era conducido en condición agonizante el infortunado pereció en el trayecto al hospital. Tratándose de un fallecimiento bajo arresto, el caso entra en la jurisdicción médico legal, por lo que se ordenó una autopsia. El experticio forense mostró un cadáver con severo trauma toraco-abdominal en el que se evidenciaba un fuerte golpe que le reventó un segmento de intestino delgado  cuya consecuencia inmediata fue una peritonitis, seguida de un shock séptico que le puso fin a la vida de este jovencito.

Esta persona que recién ingresaba a la adultez fue llevado al hospital a la hora y el día equivocado, probablemente atendido por alguien no muy ducho en la evaluación de un poli traumatizado, para luego ser remitido al lugar menos indicado que era la cárcel. Si en vez del presidio el enfermo hubiese entrado a tiempo al quirófano, posiblemente ahora otro gallo cantaría. Casi todo fue equivocado, con la excepción del sepelio que tuvo efecto en el cementerio.

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