Forense: muertes enero 2012

Forense: muertes enero 2012

No es raro encontrarse con una que otra persona no mal intencionada que comenta: ¿para qué realizar tal o cual autopsia si de ninguna forma va a ser posible devolverle la vida al difunto? ¿Por qué no dejar que esos restos descansen en paz? Otras veces el argumento es el siguiente: Si se sabía que zutano padecía de cáncer o tenía una dolencia cardíaca, ¿Cual es el propósito de hacerle una necropsia?

Lo que mucha gente buena ignora es que en los mejores centros de salud del mundo desarrollado los errores diagnósticos de causa de muerte rondan por encima del 35% y que en los  países en vías de desarrollo las pifias diagnósticas son de un cincuenta o más por ciento.

Desconocen algunos que la base científica para un adecuado manejo terapéutico de un enfermo descansa en una correcta identificación del padecimiento que sufre dicho individuo. Sin un diagnóstico certero no puede administrarse un tratamiento efectivo y seguro. Los estudios de imágenes y de laboratorio, entre estos los anatomo patológicos ayudan a descubrir la entidad nosológica responsable de las quejas de un paciente.

A diario mueren en clínicas y hospitales internos cuya causa y mecanismos del fallecimiento no se establecen de un modo preciso fuera de toda duda médica razonable.

Tanto los médicos tratantes como los familiares del occiso se benefician cuando se aclaran dichos fallecimientos y en esos casos la necropsia es el procedimiento ideal para aclarar dudas y confirmar, negar o agregar criterios diagnósticos. Más importante todavía es registrar estadísticamente la mortalidad a través de los protocolos de autopsias, tal y como se llevan en el Instituto Nacional de Patología Forense. Estos registros permiten comparar las cifras con iguales períodos de tiempo de años anteriores.

En enero de 2012 se realizaron 180 autopsias médico-legales en comparación con las 173 llevadas a cabo en el 2011 y las 170 hechas en el año 2010. Arrancamos el 2012 con 113 defunciones de naturaleza violenta, incluidos 87 casos de homicidio. Se estudiaron 67 decesos por enfermedades naturales, 36 de los cuales correspondieron a trastornos cardiovasculares, repartiéndose los 31 decesos restantes entre cánceres, infecciones y enfermedad hipertensiva del embarazo.

Entre los 87 fallecimientos por homicidio, 67 fueron perpetrados con armas de fuego, 13 con arma blanca, hubo dos personas estranguladas y el resto correspondió a objeto contundente. Es importante señalar que la inmensa mayoría de las fatalidades violentas ocurrieron en jóvenes masculinos cuyas edades oscilaban entre los 15 y los 35 años. La mortalidad infantil fue de 9 casos comparada con las 12 del año 2011; en tanto que la materna fue idéntica al pasado año, es decir  seis defunciones.

¿Cuál es la enseñanza que se deriva de estos números fríos pero objetivamente basados en análisis patológicos? La lección a aprender es que hemos empezado el año con una cifra de muertes violentas que superan los dos años anteriores y que el perfil de individuos que pierden la vida a  través de la pólvora y el filo del cuchillo es el mismo.

También nos enseñan estos datos que muchos de los decesos naturales son evitables y de que aún hay mucho espacio para mejorar la calidad y la cantidad de vida del dominicano, así como su seguridad. Es tarea de todos ayudarnos a vivir más y mejor.

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