Forense: reflexiones en el camino

Forense: reflexiones en el camino

Desde el imponente centro de convenciones Hynes en la ciudad de Boston y confundido entre miles de patólogos que desde distintos confines del mundo somos convocados anualmente por la academia internacional americana y canadiense de patología (USCAP), aprovecho uno de los intermedios y dejo que el pensamiento vuele en libertad.

De inmediato, aparece un sentimiento de amor a la patria adorada con un eco que murmura: tan lejos y sin embargo te quiero. Lejos en la distancia, lejos en el desarrollo y lejanas las esperanzas de acercarnos al grupo de naciones  que cual naves espaciales se desplazan en el cosmos de la ciencia a la velocidad de la luz, en tanto nosotros parecemos llevar el pasito lento de la tortuga.

Cual torero que mira al animal desde la valla, observo a diez millones de almas criollas heterogéneas en donde se identifica una mayoría  que se consume en una primitiva lucha estéril por sobrevivir, en medio de precariedades que amenazan con crecer, y desbordarse cual caudaloso Yaque, azuzado por las fuertes lluvias que suelen acompañar  a las tormentas y ciclones caribeños. 

La torre meteorológica norteamericana anuncia un empeoramiento de la economía mundial, hay temor e incertidumbre en las alturas, nadie está seguro de cómo será el mañana, lo inmediato pinta gris, el cielo está encapotado, llueve a cántaro y los paraguas no evitan que se mojen sus dueños. El gurú de las finanzas y premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz predice en Brasil que todavía no es nada que aun no ha tocado fondo la crisis presente.

Mientras tanto, el viejo axioma de las universidades estadounidenses de que “quien no publique perece”,   genera mucha ansiedad en el campo de la ciencia en la patria de Lincoln. Es que para publicar se necesita investigar primero, y para hacer investigaciones científicas se requiere de una gran inversión económica. Como resultado de los apuros gubernamentales en materia de dinero ha tenido que hacerse ajustes en el gasto y la cantidad de recursos asignados  a los proyectos de los grandes centros universitarios. Lo que empezó como un desajuste bancario ha ejercido un efecto centrífugo en donde la medicina, y las ciencias forenses en particular, resultarán seriamente golpeadas.

Los sueños de avanzada en el campo de la patología forense dominicana se ven reducidos momentáneamente producto de la innegable crisis global que afecta de un modo u otro a las naciones en vía de desarrollo. Sin embargo, la fe en un futuro prometedor no desfallece ya que existen grandes razones para ello. Una de las más poderosas es que tenemos altos indicadores de muertes violentas, maternas e infantiles que ameritan ser investigadas, para poder establecer fuera de toda duda médica razonable, el momento, causa, modo jurídico y mecanismo del deceso en los casos violentos.

En los fallecimientos naturales importa mucho determinar la enfermedad y complicaciones que llevaron al desenlace fatal, así como los efectos que en el curso del padecimiento pudieron ejercer medicamentos, cirugía, radioterapia, u otras modalidades de manejo del enfermo. Una conducta indiferente, opuesta o en menoscabo a la investigación sería actuar como el avestruz, por lo que terminaríamos dando palos a ciegas y malgastando los pocos recursos económicos disponibles.

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