Formalidades de la moralidad y la libertad

Formalidades de la moralidad y la libertad

Juan Duns Escoto pensaba que la libertad tiene una importancia mucho más formal que la conformidad con la razón. Esa opinión se consideró seductora del espíritu humano, puesto que la libertad interior no es de la esencia misma de la moralidad. Se trata no solamente de la libertad en el sentido estricto del libre albedrío, sino además en el sentido de espontaneidad vital y de la autonomía, de manifestación superior a toda coerción de las profundidades de la conciencia.

Este importante filósofo y teólogo de origen escocés nacido en 1265, desconocido de las nuevas generaciones y de algunos no tan nuevos,  enseñó en  universidades de Inglaterra, Francia y Alemania; fue un estudioso de Aristóteles; entró en algunas contradicciones con la teoría Tomista y según algunos escritos, el propio Carlos Marx  expresó que Duns Escoto  “hizo que la teología misma preconizara el materialismo”.

“Un acto será soberanamente moral cuando sea realizado sin interés ni motivación por algo, ya sea por puro respeto a la ley universal, es decir, en definitiva de la ausencia absoluta de la voluntad, ya sea por pura afirmación de la libertad sobreponiéndose a cualquier riesgo”.

Bajo pretexto de que es la libertad lo que importa ante todo en la moralidad del acto, y lo que constituye su elemento formal, se ha excluido la forma de la razón. Sin embargo hay que advertir que, ni en el sentido de libre arbitrio o de libertad de elección, ni en el sentido de libertad de espontaneidad, la libertad no puede constituir lo formal de la moralidad. El libre albedrío no puede constituir lo formal de la moralidad, pues entonces cualquiera puede sentirse libre de hacer o decidir lo que considere, sea verdad o mentira, bueno o malo. Aprovechar el  poder para cambiar leyes en beneficio de grupos económicos; modificar constituciones en interés de continuar en el poder; personalidades que hacen obras; funcionarios que  visitan  hospitales; presidentes que regalan o hacer favores, pero con el interés principal de que se hagan públicas. Políticos y empresarios que hasta se ponen de rodillas para tomar la comunión, pero acompañados de periodistas y camarógrafos para que se publiquen con algún fin más allá de lo puramente espontáneo.

Aún cuando se dedicó a lo puramente filosófico, teológico y metafísico, lo he mencionado en otras ocasiones  y lo he tenido presente cuando he criticado actuaciones políticas y de sectores empresariales y de poder, por el hecho  de que muchas cosas se han realizado  partiendo  en algún interés particular, y según su teoría, los apartan del concepto de moralidad.  Si un acto será soberanamente moral cuando se realice sin interés ni motivación por algo, muchos  de los métodos que se utilizan en la política, sobre todo desde  el gobierno, aprovechando las necesidades económicas de los ciudadanos con el objetivo de variar la intención del voto,  comprando conciencias, cambiando voluntades y doblegando su libertad, indudablemente que son  actos  carentes  de moral.   

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