Hemos dicho y repetido que la alta tasa de reincidencia delictiva que existe en nuestro país tiene mucho que ver con una mala administración de justicia en el conocimiento de muchos casos puestos en manos de los tribunales. Ahora el presidente de la Suprema Corte de Justicia, Mariano Germán Mejía, nos da la razón al revelar que las dos terceras partes de las personas a las que se les dictan medidas de coerción que las dejan en libertad, nunca son sancionadas judicialmente por los hechos imputados. Su afirmación nos induce, por sospecha legítima, a tener reservas sobre la calidad de la justicia impartida en el caso de aquella tercera parte que sí es juzgada por las imputaciones que motivan la persecución judicial.
La revelación -más bien denuncia- del magistrado Germán Mejía tal vez le saca las castañas del fuego a un Código Procesal Penal al que frecuentemente se ha querido culpar por todas las flaquezas de la administración de justicia. La impunidad prohijada a través de la omisión señalada por el presidente de la Suprema Corte de Justicia, jamás puede ser causada por fallas atribuibles al Código Procesal Penal. Aún en el caso de que algunos imputados bajo coerción no privativa de la libertad evadan los procesos judiciales, nada justifica que no se les persiga. La grave falta denunciada por el magistrado Germán Mejía debe tener vías de consecuencia que conduzcan a sancionar esta práctica escandalosa.
Hospitales en dificultades
En respuesta a una queja del Colegio Médico Dominicano sobre atrasos en el pago de las subvenciones a varios hospitales, el Ministerio de Salud Pública explica que el retraso no se debe a falta de fondos, sino porque los centros afectados no entregan a tiempo su reporte de liquidación mensual. Sin entrar en consideraciones sobre quién tiene la razón, es preciso llamar la atención sobre el hecho de que la falta de recursos en los hospitales perjudica a los segmentos más desvalidos de la población.
La necesidad de resolver la situación tiene otra vertiente. El Gobierno tiene entre sus planes contra la pobreza eliminar la cuota de recuperación que cobran los hospitales a los pacientes. Esos ingresos les permiten afrontar necesidades del día a día, y a falta de cuota de recuperación, hay que ser estrictos en el libramiento de las subvenciones de estos centros. Todo sea resuelto en breve para bien de los pobres.