El mar Caribe, que es el que pasa cada día ante los ojos de los que se pasean por la famosa avenida George Washington o 30 de mayo -depende tu dirección-, nos da una constante lección de cómo andan las cosas entre el hombre y la naturaleza. Son sus olas y cómo se vuelcan sobre las piedras, las que nos hablan de su bravura o su tranquilidad.
Si buscas terapia visual y espiritual, no cruces el malecón como si del lado contrario a los edificios, carros, camiones no hubiera nada. Sí hay. La próxima vez, incluso detente a mirar y entenderás.