SAO PAULO (EFE).- América Latina necesita reformas políticas para enfrentar la crisis del presidencialismo, fortalecer las instituciones democráticas y garantizar la gobernabilidad, según los asistentes a un foro internacional que concluyó hoy en Brasil.

   Congresistas y especialistas de 20 países discutieron durante dos días las perspectivas de la democracia, la gobernabilidad y los partidos políticos en América Latina, y concluyeron que es necesario asumir cambios «con responsabilidad política y sensibilidad democrática».

   «Se trata de legitimar a las democracias latinoamericanas y a los partidos políticos, de acabar con el desprestigio de la política, de asegurar la gobernabilidad democrática, de fortalecer las instituciones, la representación ciudadana y la participación popular», señaló uno de los documentos de la reunión.

   Las conclusiones del encuentro serán enviadas por el Parlamento Latinoamericano (Parlatino), organizador de la reunión celebrada en Sao Paulo, a los presidentes y congresos de los países miembros del Grupo de Río.

   Uno de los asuntos más discutidos fue la crisis del sistema presidencialista, que se refleja en la destitución o renuncia obligada de varios gobernantes elegidos democráticamente durante la última década en distintos países de la región.

   Ante ello, se propuso una discusión amplia sobre la conveniencia de sustituir el régimen presidencialista por el parlamentario.

   «Hay simpatía de buena parte de los políticos por el sistema parlamentario. Hay una tendencia a favorecer esa alternativa como parte de la solución a los problemas de la región», dijo a EFE el secretario general del Parlatino, el diputado venezolano Rafael Correa Flores.

   Los asistentes expresaron su preocupación por el hecho de que los golpes de Estado en la región han sido reemplazados por motines populares que, en momentos de crisis, han derribado a presidentes de países como Argentina, Bolivia, Ecuador, Guatemala, Paraguay, Perú y Venezuela.

   Según algunos participantes, la conveniencia de continuar con el presidencialismo, o bien sustituirlo por el régimen parlamentario o por un régimen mixto que garantice un mayor equilibrio entre los poderes del Estado y amplíe la gobernabilidad, será un debate largo en el estarán en juego factores políticos y también culturales.

   El presidencialismo ha sido una característica política de América Latina, donde buena parte de la población tiene fe en el caudillismo y en los presidentes fuertes, como «padres» que resuelven todo, como lo fueron el argentino Juan Domingo Perón, el brasileño Getulio Vargas o el panameño Omar Torrijos.

   Entre las reformas políticas que la región también debería plantearse, según los participantes, está la electoral, para hacer frente al abstencionismo y la apatía de los votantes, de forma que los gobernantes sean elegidos con amplio mandato popular.

   En ese sentido destacaron la necesidad de hacer de forma simultánea las elecciones presidenciales, legislativas y municipales, de manera que el ciudadano no deba comparecer a las urnas hasta cuatro veces en un año, como ocurre en algunos países.

   La reformas también deberían incluir la financiación pública de los partidos y las campañas electorales para garantizar la independencia de los gobernantes ante los poderes económicos.

   «Estamos a favor de la financiación pública para todos los partidos políticos sobre la premisa de que la democracia tiene costos y la sociedad debe asumirlos para asegurar su plena vigencia», expresa el documento de uno de los grupos de trabajo.

   Los participantes concluyeron, además, que las reformas deben comenzar por los propios partidos políticos, que deben eliminar lo que algunos denominan «dedocracia» e instituir la práctica de elecciones internas para escoger dirigentes y candidatos.

   «Uno de los principales problemas de los partidos políticos, de su desprestigio, es la ausencia de una auténtica democracia interna, lo que ocasiona divisiones y en algunos casos ha provocado la pérdida de elecciones nacionales», expresó Correa Flores.

   Según el diputado venezolano, muchos partidos «predican pero no aplican» su discurso democrático, lo que les hace perder legitimidad a los ojos del electorado.