Fortalecer la tradición y símbolos
consolida triunfo PRD

Fortalecer la tradición y símbolos<BR>consolida triunfo PRD

RAIMUNDO TIRADO
El PRD es una organización política enraizada en el sentir popular. Su tradición ha llenado una época de transformaciones y logros importantes donde el partido blanco ha sido un actor de primera fila. El presidente de la JCE lo denominó «El Padre de la Democracia Dominicana». Sus símbolos han calado de manera profunda en el alma de los dominicanos que aman la libertad y el bienestar.

Esos valores no pueden ser menospreciados por los estrategas que trabajan para que el Partido Revolucionario Dominicano retome el poder y cumpla con su fin histórico de convertir en hechos la esperanza de los dominicanos que desean cambiar su situación de vida, por otra donde se tome en cuenta el verdadero desarrollo del ser humano.

Dentro del grupo de asesores y estrategas de campaña del PRD los hay que no han vivido la experiencia de ser y vibrar como perredeísta, y que por tanto, no pueden entender por qué el PRD, a pesar de los errores cometidos por muchos dirigentes a su paso por el poder, mantiene un gran porcentaje de aceptación en el seno de la sociedad dominicana.

Esos mismos estrategas y asesores no pueden sintonizar que existen miles de perredeístas desencantados por culpa de algunos dirigentes que no les respondieron en los momentos oportunos, o que no les tomaron en cuenta luego de un gran esfuerzo realizado, o que sencillamente no resaltaron sus méritos, que, a pesar de su dolor, reviven sus recuerdos y sus esperanzas cuando escuchan o ven los símbolos y se rememora la tradición de su partido.

Otro elemento que muchas veces se deja de lado es el recuerdo grato que la mayoría de los dominicanos guarda de José Francisco Peña Gómez. Resultan cautivantes las expresiones de muchos compatriotas que quedaron profundamente impresionados por la conducta intachable del líder perredeísta y de la manera como supo perdonar a sus enemigos políticos en los últimos momentos de su vida. Revivir este recuerdo en el fragor de la campaña resultará vital para el triunfo del PRD.

Dejar de usar los símbolos y menospreciar la tradición perredeísta, que son un patrimonio del pueblo dominicano, con el propósito de complacer a una minoría que de todas maneras nunca sintonizará con el PRD, es un grave error en el que no se debe caer. Hay que combatir con ardor esa corriente dentro de la actual campaña perredeísta para alcanzar la Presidencia de la República.

Eso nos recuerda la ocasión en que Robert Polanco aspiró a la Secretaría General de la FED en la UASD. Existía una corriente del no uso de los símbolos perredeístas en la campaña, para no desencantar a grupos minoritarios no perredeístas que podrían contribuir con el triunfo. Y esa idea estaba arraigada en los líderes estudiantiles, profesorales, y hasta en el seno de la propia Comisión Universitaria perredeísta.

Tuvimos que emplearnos a fondo en el combate a esa corriente errónea, sabiendo que las encuestas aseguraban que más de un 50% de los estudiantes en la UASD, en ese momento, eran perredeístas, pero que votaban siempre por otros grupos ajenos a su partido. Finalmente, triunfó la nueva corriente, y los símbolos perredeístas, y dirigentes como doña Milagros Ortiz Bosch y Johnny Ventura fueron llevados al seno de la UASD en actividades con los estudiantes. Resultado: De un 19%, Robert Polanco fue llevado hasta un 45% de aceptación y con ese porcentaje ganó las elecciones estudiantiles.

Por fortuna, los hechos van demostrando que Miguel Vargas Maldonado, candidato oficial del Partido, en su proselitismo está tomando en cuenta al PRD y sus símbolos. Una muestra de ello lo fue su gran participación en el sentido homenaje que el pasado 5 de julio se rindió a la Comisión de dirigentes que trajo al país la buena nueva del PRD el 5 de julio del 1961.

Ese fue un hermoso acto, por el que felicitamos calurosamente al candidato presidencial, a la alta dirección del PRD, y a la comisión organizadora encabezada por Darío de Jesús, y un conjunto de valiosos dirigentes, porque dicho acto ha servido para elevar el ánimo del perredeísmo, afianzar su tradición, e ir creando las condiciones para la gran lucha que se avecina para desalojar a los morados del poder.

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