La depreciación del dólar frente al peso en nuestro mercado cambiario, deja mal parado a los que pronosticaban lo contrario, no saben cómo justificar su error conceptual.
En once días el dólar se depreció frente al peso en 198 puntos básicos, de RD$63,51 el 27 de marzo a RD$ 61,53 el 10 de abril, la causa fueron las medidas para ahorrar y generar divisas de la Junta Monetaria y el Banco Central implementadas en los últimos treinta días.
Recordemos, nuestro peso resistió presión del dólar en la segunda mitad de 2024, cuando no lo hicieron la mayor parte de las monedas de la región, se devaluaron intensamente, ahora sucede lo mismo, lo que ha disparado la confianza en nuestra economía, aumentando la probabilidad de que el peso se convierta en refugio de liquidez extraordinaria generada por caída de las Bolsas.
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La apreciación del peso redobla el interés de inversores extranjeros de traer al país sus dólares para cambiarlos por nuestra moneda, están vendiendo deuda de Estados Unidos y exigiendo rentabilidades mayores, la de 10 años subió a 4,5% y 5% la de 30 años, acentuado el proceso de venta de deuda desde que Trump elevo a 145% el arancel a importaciones de China y Pekín a 125% las procedentes de Estados Unidos, hundiendo las expectativas del consumidor, reduce consumo de familias y confianza de las empresas que como consecuencia postergan inversiones programadas, aumentando la probabilidad de recesión en la potencia del norte, con altos riesgos de inflación, para la OMC el comercio mundial podría contraerse entre 3% y 7% y el PIB mundial en 0,7%.
El precio del petróleo ha estado en caída libre, el pasado martes el West Texas, de referencia en nuestro país, se vendió a US$59,58 el barril, mínimo desde el 28 de febrero 2021 cuando se cotizó en US$59.16. De cara a los próximos meses, cabe dos escenarios. El primero, este año pagamos un precio medio de US$60, menor en US$3.56, un 5.9%, con respecto a 2024 (US$63,56) cuando consumimos 74.483.368 barriles de petróleo y derivados.
Si consumimos un volumen similar al del año pasado, poco probable dado el pronóstico de pérdida de cincuenta décimas en crecimiento PIB real (de 5% a 4.5%), el ahorro en la factura petrolera y alivió en la cuenta corriente de la balanza de pagos seria US$269.1 millones, 0.2% del PIB, aumentaría a un US$0,5% del PIB, US$638 millones, si el precio medio que pagamos se reduce a US$55.
Termino la nota con la siguiente reflexión: si invertimos la fórmula que utilizó Trump para calcular los aranceles con los que castiga al mundo y ponemos cifras, la factura petrolera en el numerador y déficit en cuenta corriente en el denominador, la primera explica el desequilibrio externo, el pasado año en 114%, el monto de la factura petrolera fue de US$4,733.9 millones y -US$4,167.2 millones el déficit.
Si continuamos con la lógica de Trump de buscar culpables, Estados Unidos sería el principal candidato, es de donde procede 76% del volumen de petróleo, derivados, y Gas Natural que importamos y consumimos. Siguiendo su manera de razonar, nuestros negociadores deben utilizar estos resultados como argumento, junto a un decreto que firme el presidente Luis Abinader eliminando distorsiones administrativas citadas por Marco Rubio en su memorándum justificando la medida, para que Estados Unidos borre el arancel que nos aplicó de 10%.