Fortaleza Ozama es el primer recinto
militar de piedra del Nuevo Mundo

Fortaleza Ozama es el primer recinto <BR data-src=https://hoy.com.do/wp-content/uploads/2004/08/9362834A-023F-417C-8D79-532DAF7D382D.jpeg?x22434 decoding=async data-eio-rwidth=250 data-eio-rheight=390><noscript><img
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POR SEGUNDO ANTONIO VÁSQUEZ
La Fortaleza Ozama, situada al sureste de la Ciudad Colonial, fue terminada de construir el 21 de octubre de 1507 por Gómez García Valera, siendo el primer recinto militar de piedra del Nuevo Mundo, restaurado en 1977 por la Comisión de Monumentos.

Su majestuosa fachada tiene abocinados huecos en cada lado y está coronada por un adorno compuesto de molduras con rígidas líneas rectas de procesado relieve, el cual tiene un portal pétreo con columnas curvadas que están enmarcadas lateralmente por un muro decorativo, donde la parte superior remata en curvas neoclásicas de influencia barroca.

Ésta, en su centro, tiene una inscripción indicando que fue hecha en el año 1787 reinando Carlos III, siendo su constructor Manuel González Torres.

 Sobre su base interior hay una arcada de tres arcos de ladrillos rebajados que limitan un pórtico angosto, cuyas columnas encuadradas de piedras talladas son de una variedad octagonal al tener los ángulos recortados y sus asientos estar apoyados en gruesas rocas.

Hay caminos empedrados que llevan a todos lados; el primero, va a donde está la estatua de Gonzalo Fernández de Oviedo hasta llegar a la Torre del Homenaje, edificación con una torre en forma de cubo cuadrado rematado por almenas de cuatro niveles con rasgos mudejares, cuya altura máxima es de 18 metros y medio.

En la fachada norte está el portón moderado de entrada a la primera planta de arco menor, en cuyo interior hay una arcada con tres arcos enladrillados que encierra la casa del Alcalde de dos plantas, y en el fondo del patio hay una pequeña habitación cuyo techo enladrillado es curvo y tiene una aspillera.

Estas son aberturas verticales estrechas, hechas en un muro grueso que miden 40 centímetros de alto por cinco de ancho, cuya parte trasera está abierta y deja el espacio por donde se podía  penetrar, las cuales eran usadas por los soldados españoles que antaño introducían sus armas para dispararle al enemigo.

Allí, en las paredes donde debería estar el ángulo tienen un doble muro en cuyo vértice hay curiosos ladrillos curveados que encierran un cubículo de ocho metros de profundidad cuya entrada es por una ventana. Hay una escalera de piedra al lado para subir a un techo curveado de ladrillo en el cual hay una caseta rectangular enladrillada con una ventana abierta.

Este no era algibe, al no tener ningún canal para surtirlo de agua lluvia, sino una cárcel subterránea sin puerta, solo esa ventana de entrada desde donde bajaban a los presos peligrosos para que no se pudieran escapar, al cual llamaban la Solitaria.

A la derecha hay un portón de arco ojival por donde se pasa a tres cuartos comunicados entre sí. Hay una escalera de caracol de hierro y peldaños de tablas con más de cinco siglos que va a otros pisos que tienen techos con bóvedas de arcos rebajados.

El segundo nivel tiene otros tres cuartos. En los laterales hay dos ventanas cuyas dobles puertas son del grosor de tres pulgadas con chapas de hierro. El central en el techo tiene un tragaluz, cuya claridad proviene de los que verticalmente le quedan en el alto y en esa posición continúan igual hasta llegar al último que está en el techado cuya concavidad deja pasar la luz del Sol.

En la azotea hay otra habitación y en el ángulo lateral un altísimo torreón circular con techo cóncavo, cuya entrada es por otra escalinata en espiral pero de ladrillos, la cual lleva al final de la Torre del Homenaje, en cuyas almenas hay algunas perforadas por aspillleras.

Afuera está la escalera de ladrillos con sus barandas sólidas, que también comunica a todos los pisos, la cual por igual tuerce a la izquierda y dobla a la derecha para subir a la techumbre.

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