El Festival Nacional de Teatro ha incluido en su desarrollo y programación una exposición de fotografías, no solamente excelente, sino diferente, que “captura” rostros de intérpretes en el clímax de la actuación teatral.
Jochy Campusano es el autor de estas “101 Emociones de Actores Dominicanos” que por cierto provocan una emoción real, física y psicológica.
Muy pocas veces sucede: las imágenes han de ser hermosas e impecables, comunicativas y poderosas. Un visitante sensible sale de la emblemática Sala del Museo de Arte Moderno, tan fascinado como perturbado por una demostración de ambos talentos unidos: la fotografía y el teatro.
El montaje de la exposición fue una hazaña, teniendo que colocar más de 200 fotos en paredes y paneles, pero ha logrado distribuirlas y agruparlas por tamaños y nombres correspondientes, dotándolas de ritmo y vitalidad como si fueran cuadros de una comedia o un drama – más a menudo-.
Felicitamos a Fiora Cruz Carretero… la sangre no miente.
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Una exposición cimera
Las disfrutamos a manera de un escenario, receptividad intensificada por Jochy Campusano, cuyo ojo y cámara multiplicaron los cambios de expresión, hasta en una misma escena… ¡Nos asaltan la tentación y la ilusión de ubicarlos, equivocándonos de papel y de obra!
Ahora bien, estas fotografías, estupendas en iluminación exterior e interior, enfocan los rostros solamente, de frente, en blanco y negro, fondo oscuro de estudio y “close up” absoluto. Es mucho más interesante y exigente que un reportaje global del espectáculo, de vestuarios y cuerpos en acción, de planos, decorados y luces.
Jochy Campusano se ha apoderado del juego de los actores, de sus miradas, muecas y mímicas: los observamos en la plena posesión de sus personajes, que se ríen, gritan, dudan, protestan, lagrimean… y obviamente piensan mucho. Nos encanta ver a actrices y actores en la naturaleza de su juventud o de su madurez.
Jochy Campusano, un fotógrafo artista
Ser fotógrafo de teatro, al igual que para la danza (clásica sobre todo), no es fácil ni simple: hay que conjugar el testimonio fiel y esta misma expresión para hacer una obra propia, que refleje la personalidad artística y el voluble estado de ánimo según el papel.
Nos resistimos a hablar de niveles en la fotografía, aún la de reportaje gráfico, a menudo impactante y portadora de mensajes cruciales. La calidad de Jochy Campusano es distinta. El se distingue como fotógrafo de matrimonios y ceremonias familiares, igualmente de retratos. No se puede considerar como un fotógrafo social, él supera ese nivel, privilegia la estética e igualmente los sentimientos de sus habituales clientes.
Una Categoría especial
En la vertiente teatral, no son fotografías destinadas a la prensa y a la promoción, especialidad por cierto muy útil y cada vez más escasa.
Ahora bien, creemos que estas “emociones” – no hay excepción tampoco en los videos– han vinculado afectivamente a Jochy Campusano con directores y actores – a veces aúnan tres oficios, así Franklin Domínguez, también magistral autor-, a partir de la fotografía de sus personajes y puestas en escena.
El enfoque del drama y de su héroe se convierte naturalmente en una resultante estética.
“La fotografía de teatro debe ser poesía” decía el director de teatro francés Antoine Vitez. Así, muchas fotografías de teatro de Jochy Campusano son poéticas, en el sentido de una percepción metafórica, acordes con la obra teatral de la cual él, como artista visual, sugiere recíprocamente el apogeo estético en la escena.
Nos limitaremos a citar algunos nombres de los actores dominicanos, presentes en estas 101 emociones: Franklin Domínguez, Giovanny Cruz, Elvira Taveras, Cecilia García, Félix Germán. Augusto Feria, Karina Noble, Manuel Chapuseaux, Iván García, Carlota Carretero. El hecho de que no les recordamos todos no significa en absoluto discriminación actoral y predilección fotográfica. Todas las fotos están fuera de serie en selección, expresión e impresión.
La dedicación a Delta Soto, máxima mujer de teatro, temperamento único, dedicación absoluta, destino familiar dramático compartido con su esposo, el gran teatrista Rafael Villalona, conmueve aun más, y, luego de admirar sus retratos, cerramos los ojos y nos concentramos en su memoria.