Fotografías espléndidas de Massimo Listri

Fotografías espléndidas de Massimo Listri

La fotografía como arte cada vez atrae una mayor cantidad de visitas en Santo Domingo. Enfocada en lo real observable, llega a prácticamente todos los públicos, y ciertamente más que cualquier otra categoría del arte contemporáneo.

Sucede ese fenómeno con la exposición de Massimo Listri, “Perspectivas e interiores”, en la Galería Nacional de Bellas Artes, donde las paredes del Salón de la Cúpula y de dos salas laterales están consteladas de fotografías en gran formato.

Después de la fruición manifestada por una concurrencia masiva en la noche inaugural, y, al otro día, por cientos de profesores de arte,  los visitantes siguen expresando su satisfacción, a menudo regocijados por la oportunidad de mirar y admirar aquellos lugares…

Probablemente nunca los conocerán ni tampoco volverán a contemplarlos en obras maestras fotográficas, teniendo los espectadores la impresión de penetrar dentro de la perspectiva retratada…

Este conjunto de vistas de interiores –todas–, corresponde, por su unidad temática,  a la tendencia natural de la gente al buen gusto, cuando,  particularmente, se les propone un patrón de belleza que, lejos de atentar a su sensibilidad habitual, propone imágenes, perfectas en técnica, fascinantes en temas y enfoques, alineadas sobre una estética clásica y/o romántica.

Ha intervenido la curaduría, naturalmente experta,  del autor y fotógrafo magistral italiano Massimo Listri, y de colaboradores muy cercanos, Mauro Torriani y Giancarlo Ricco. Se tiene la grata impresión de que ellos han hecho una selección acorde con nuestras preferencias locales por la armonía de las formas, el juego de las líneas, el refinamiento del color y – aunque menos– las sutilezas del blanco y negro.

El momento preciso de la captación… le pertenece aquí al fotógrafo, no a factores externos ni a una situación irrepetible: es introspectiva por elección personal, valorando, una y otra vez, cualidades y detalles prácticamente permanentes. Al respecto, cabría comentar cada imagen expuesta: la foto puede estar perfectamente preconcebida…  y programada previamente.

La exposición. Dentro de una obra tan vasta como impresionante, predominan lo que llamaríamos “paisajes palaciegos”, de carácter histórico, un tema que aparece poco en la fotografía dominicana fuera del documento turístico, y menos aun entre los fotógrafos foráneos visitantes. Con estos bellísimos escenarios, el público no solamente puede apreciar el excepcional dominio de la luz y el color de ese gran artista visual, sino también imponentes muestras de la arquitectura monumental, clásica, tradicional y secular, de Italia y de otras naciones europeas, pues Massimo Listri no se limita a retratar su país y su ciudad, Florencia.

Esas imágenes, esplendorosas y líricas –más que simplemente poéticas, con excepción de las emocionantes restauraciones en proceso–, retratan edificios patrimoniales, religiosos o  laicos. En esas fotos, la presencia de gente no perturba la grandeza de los interiores ni su atmósfera serena; sin embargo, el hombre está presente dentro de esa iconografía a través de la estatuaria y los frescos, y por la naturaleza misma del tema: la magnificencia y la complejidad de estructuras arquitectónicas logradas gracias a los diseños geniales de científicos del arte y al oficio de hábiles artesanos de la construcción.

Los encargos monumentales provenían de la alta jerarquía eclesiástica, de los monarcas y de privilegiados dignatarios, a veces como testimonio de sus posiciones.

Aun en su variedad, tanto de lugares como de estilos y destinos, observamos un ingrediente cohesionador, porque la cámara capta obras maestras de la historia arquitectónica, desde el Renacimiento, los siglos XVII y XVIII –mayormente– hasta excepciones de la modernidad.

Luego, a Massimo Listri le atrae particularmente fijar la perspectiva y la profundidad de campo, en amplias naves, bóvedas y bovedillas, en ventanas y muros, y, horizontalmente, en pisos de mármol o de mosaicos, regiamente diseñados, con fiorituras o geometrismos (los que, por cierto, armonizan perfectamente con el Palacio de Bellas Artes). En lo pictórico, siempre como elemento integrado, apreciamos la calidad fascinante de los murales –¡los quisiéramos ver en su dimensión y minuciosidad original!–  con su frecuente tratamiento ilusionista de las figuras en “trompe-l’oeil”.

El fotógrafo revela, pues, la nobleza de los interiores, sus sofisticados detalles, sus decorados omnipresentes que pueden exaltar un manierismo sublime o una pulcritud  simple que anuncia los tiempos modernos. Las fotografías alcanzan una máxima estética y expresión sensible, ¡según, en nuestra opinión, el objetivo mayor de Massimo Listri! El color, sabiamente manejado, desempeña un rol muy importante: matices y vitalidad conjugados en los tonos, intensidad de tintes sutiles y encantadores, valoración de “los” blancos donde la luminosidad llega a su clímax y el alma se transparenta… Afirmamos que el mediterráneo artista del lente elaboró su “Vía Lucis” –metáfora que tomamos prestada a nuestro Poeta Nacional Pedro Mir–.

Ahora bien,  hay otra vertiente de la fotografía de Massimo Listri, particularmente emotiva y menos representada en esta selección: los retratos nostálgicos de habitaciones vacías,  de interiores degradados en espera de su reacondicionamiento. La huella del tiempo se hace evidente.

La exposición permanece hasta el mes de julio, lo que permite a los amantes de la fotografía, el arte y la arquitectura, visitarla una primera… y una segunda vez para apreciar todos sus encantos estéticos y sutilezas profesionales.

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Consideración

Si algunos de los monumentos retratados han conservado sus destinos originales, como palacios o iglesias, la mayoría se convirtieron en establecimientos culturales públicos, abiertos a todos, que albergan museos y bibliotecas. Las fotografías de Massimo Listri muestran el respeto institucional por esos bienes patrimoniales.

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