Fotógrafos de tres naciones, una visita obligada

Fotógrafos de tres naciones, una visita obligada

Por segunda vez, la Embajada de Francia presenta exposiciones en ocasión del Mes de la Fotografía,  que está siendo brillantemente celebrado por FotoImagen, Grupo Imagen 83 y decenas de artistas del lente. Su Galería se adecua perfectamente a las muestras presentadas: en la primera planta, Frederic de la Mure y Ellen Spijkstra; en la segunda, el colectivo Trans,  cada una muy diferente iconográficamente, pero emparentadas todas… por su carácter insólito e impactante

Frédéric de la Mure, “Un ojo por el mundo”.  “Ojo viajero” (L’Oeil Voyageur),   “Ojo camaleón” (L’oeil Caméléon), Frédéric de la Mure recorre el mundo y capta momentos de vida(s) en fotos de opinión: mira y hace mirar la realidad de frente, hallando “instantes decisivos”. Sus funciones oficiales en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Francia lo dedican a retratar eventos políticos o diplomáticos; no obstante hay otro Frédéric de la Mure que aprovecha el lugar de la misión cumplida para traer imágenes cotidianas, una visión del pueblo y de los pueblos del planeta. En cada destinación se escapa… pero nunca muy lejos, según sus propias palabras, y, mucho más que paisajes, él capta la gente en su verdad, en sus espacios, en sus territorios, aunque a veces un “close up”, una silueta o un rostro solo revela el ambiente y suscita pensamientos.

Frédéric de  la Mure nos impulsa a compartir,  más allá del espectáculo y jamás rastreando lo sensacional, actitudes y situaciones que sin embargo estremecen, en sus culturas y coyunturas, en dimensiones sociales y personales. Si las fotos seleccionadas aquí –todas– son llamativas espontáneamente, cada espectador se detendrá en temas y personajes correspondiendo a una preocupación o a un drama. Así la condición de la mujer del Oriente Medio, postergada, escondida, envuelta, convertida en un bulto oscuro, del cual emergen dos ojos, dedos con un vaso de refresco, o un niño. No obstante, los hombres, toda sonrisa, están sentados en alfombras o en salas de conferencias. ¿Ellos felices?

Prácticamente cada fotografía se presta, pues, para la reflexión, además de un encuadre impecable, de una composición muy estructurada, de una estética deleitable del blanco y negro –planos, luz, sombra, grises o contrastes–.

Ellen Spijkstra y su Curazao.

Distinguida desde sus inicios como fotógrafa, Ellen Spijkstra, artista neerlandesa, también ceramista de mucho talento, que se instaló en Curazao en 1980, ejerció pronto un innegable poder de captación y recreación al mismo tiempo. Su cámara descifró el histórico barrio de “Otrobanda” en Willhemstadt: gente callejera, casas  destartaladas, fachadas despintadas  y resquebrajadas.

 Ya Ellen cuestionaba la simple  representación fotográfica, y de repente el enfoque de un detalle, apenas identificable, anunciaba una estética singular. Doce años, duró ese período.

Luego, en el 1998, apasionada por la refinería y la industria pesada, se radicaliza… Llega la extraordinaria época de “Curaçao Harbour”, sus contrastes, sus texturas, cuyas imágenes escogidas disfrutamos, según grandes formatos, en la galería de la Embajada de Francia.

Indagando sujetos abiertos a una reescritura verdaderamente propia, ella se dirigió hacia los edificios neutros, hacia el puerto y el mar, hacia los neumáticos gigantes y los barcos petroleros.

Con alto sentido estético y rigor creciente en la vinculación entre realidad y ficción, Ellen Spijkstra explora un nuevo territorio, la memoria industrial “inscrita” sobre los flancos de los buques, que ella a menudo señala por  grafitti del metal herido. La poetiza con su extraordinario canto del color, convirtiendo objetos en ritmos y elementos abstractos.

Otras “metáforas” deleitables son las trenzas y peinados afroantillanos de “Resucita”, cual paisajes de la morena tierra antillana. La magia de la fotografía impera.

Zoom

Colectivo Trans…

Los cinco dominicanos de “Trans”, Rodolfo Henríquez, Amado Melo, Fausto Fontana, intérpretes dramáticos del carnaval, Willy de la Cruz y Edgard Nuñez –noveles  extremadamente prometedores– perturban la mirada, y se hubiera debido presentar más imágenes de ellos. ¡Valen la pena!

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