Fotogramas de espanto

Fotogramas de espanto

Tres naciones poderosas bombardean sobre Siria, un país donde la población sufre bajo el gobierno de una “dictadura heredada”. Rusia, Francia, Estados Unidos, bombardeaban por distintos motivos el mismo lugar; contribuyendo así a estimular el movimiento migratorio más perturbador de nuestra época, que amenaza severamente la estabilidad de la Comunidad Económica Europea. Es doloroso e inquietante ver filmaciones de refugiados sirios hacinados en las fronteras de Hungría o Eslovenia, cargando niños y bártulos, durmiendo al raso, mal comidos y peor abrigados. Ese cuadro espantoso se repite entre Calais y Dover, en el Mar Mediterráneo, en las islas griegas, en Lampedusa.

Las embarcaciones que naufragan frente a esta isla son innumerables. Las autoridades italianas de migración están “desbordadas” y son incapaces de contener la oleada humana, ni de atender náufragos, ni supervivientes. La Europa Comunitaria, según parece, vigilará la zona militarmente para “impedir el tráfico de personas” y la “explotación” de los inmigrantes. A pesar de todos los llamados a la piedad, la intervención de la Cruz Roja Internacional y de otras organizaciones humanitarias, ya se está desarrollando una reacción xenófoba, en Alemania y otras naciones europeas. La guerra, la pobreza, la intolerancia religiosa, los conflictos políticos, han desarticulado la vida normal en el Oriente medio, en los pueblos magrebíes.

Ver un reportaje acerca de Corea del Norte da la impresión de asistir a una “película de animación”. Allí existe un “régimen comunista hereditario”. La Segunda Guerra Mundial parió un engendro no previsto por el Presidente Truman, ni por el general MacArthur, tal vez ni siquiera por los comisarios de la vieja Unión Soviética. En Corea del Norte es posible fusilar a un general con un cañonazo, por haberse dormido durante un discurso del jefe del Estado.

En Cuba, los economistas no se atreven a examinar el “socialismo sin producción”, por miedo a incurrir en pecado de “conducta impropia”, o acusados de ser “políticamente incorrectos”. Aun ahora, con el “deshielo” de las relaciones entre Cuba y EUA, pocos periodistas intentan aclarar a qué llaman en Cuba un “cuentapropista”. Pensar “por cuenta propia” es más difícil hoy que en cualquier otra época de la historia. Las limitaciones al ejercicio del pensamiento -políticas, económicas, de comunicaciones- son enormes.

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