Miles de sindicalistas y activistas conmemoraban el miércoles el Día Internacional del Trabajo con manifestaciones en las principales capitales de Asia para pedir mejores condiciones de trabajo y más derechos laborales.
Las protestas del Primero de Mayo se repetirán en todo el mundo a lo largo de la jornada.
Una importante confederación sindical de Corea del Sur emitió un comunicado con una organización de trabajadores norcoreana pidiendo a los dos países que sigan adelante con los compromisos alcanzados en una serie de cumbres intercoreanas celebradas el año pasado.
Muchos de los proyectos acordados entre Seúl y Pyongyang, incluyendo emprendimientos conjuntos, quedaron bloqueados por la falta de avances en las negociaciones nucleares entre Estados Unidos y el Norte.
En Sri Lanka, los principales partidos políticos desconvocaron las marchas por motivos de seguridad tras la cadena de ataques suicidas reivindicada por el grupo extremista Estado Islámico que dejó 253 muertos el Domingo de Pascua.
Las autoridades francesas, por su parte, anunciaron estrictas medidas de seguridad en los actos del Primero de Mayo, y el ministro del Interior dijo que había riesgo de que “activistas radicales» pudiesen unirse al movimiento antigubernamental de los chalecos amarillos y a los sindicados tanto en París como en el resto del país. En las calles habrá más de 7.400 policías, que emplearán drones para tener una visión global de las marchas y responder más rápido a posibles actos violentos.
En Bangladesh, cientos de empleados de fábricas textiles y sindicalistas protestaron en Daca por una mejora de las condiciones laborales y salarios más altos.
Trabajadores de la construcción, conductores de autobús, trabajadores autónomos y empleadas domésticas de Filipinas e Indonesia se sumaron a la manifestación organizada en el centro de Hong Kong. La organizadora, la Confederación de Sindicatos de Hong Kong, reclama una semana laboral de un máximo de 44 horas y un salario mínimo de al menos 54,7 dólares de Hong Kong (7 dólares) por hora. Los obreros exigían una legislación que garantice la seguridad en el trabajo y los autónomos querían protecciones básicas como le derecho a reclamar salarios impagados.
Miles de trabajadores mal pagados salieron a la calle en Indonesia exigiendo aumentos, mejores beneficios y la mejora de las condiciones laborales en la mayor economía del sudeste asiático. En Taiwán, pertrechados con carteles y banderas, varios miles recorrían el centro de Taipéi reclamando más días libres y una mayor remuneración por las horas extra