ROMA (AFP).- La orden de abstenerse dada por la Iglesia y los partidos católicos en el referéndum sobre la fecundación asistida celebrado el domingo y lunes en Italia fue decisiva para el fracaso de la consulta, que no logró una participación suficiente de electores.

Los opositores a la reforma de la ley de reproducción asistida, considerada entre las más restrictivas de Europa, comenzaron a cantar victoria desde el domingo en la noche cuando se conocieron los primeros datos que indicaban una baja participación.

Según los datos definitivos, el 25,9% de los 50,2 millones de italianos con derecho a voto se pronunció en el referéndum que dividió en dos a la sociedad, superando las fronteras entre la izquierda y la derecha y dando a la Iglesia, sobre todo al nuevo papa Benedicto XVI, un peso y protagonismo político notable al invitar a boicotear la consulta.

Para que un referéndum fuera válido era necesaria la participación del 50% más uno de los votantes, lo que no ocurrió en esta ocasión.

«Estoy verdaderamente sorprendido por la madurez demostrada por el pueblo italiano», declaró satisfecho el cardenal Camillo Ruini, presidente de la conferencia episcopal italiana, quien hizo un llamado a los católicos para que se abstuvieran.

«Hice todo lo posible para no dividir el país sobre un problema que atañe a la conciencia de los italianos», afirmó por su parte el primer ministro Silvio Berlusconi, que no votó.

El triunfo moral de la Iglesia abre la vía a una campaña contra el aborto, ya que uno de los artículos de la ley aprobada considera al embrión como a un ser humano y la interrupción del embarazo resultar entonces ilegal.

«El paso siguiente será la supresión del derecho a la interrupción del embarazo», advirtió Piero Fassino, secretario general del Partido Democráticos de Izquierda (DS), que figura entre las formaciones que recogieron las firmas para que se convocara el referéndum para modificar la ley.

La Italia laica sufrió un verdadero revés pese a que movilizó importantes científicos, entre ellos dos premios Nobel, Rita Levi Montalcino y Renato Dulbecco, quienes pedían la reforma de la ley que prohíbe la manipulación de las células madres, que abre las puertas a la curación de enfermedades graves.

Si bien ningún dogma de fe estaba en cuestión, ya que dentro de la Iglesia hay diferentes opiniones sobre el momento exacto en que se forma la vida de una persona, la jerarquía eclesiástica italiana, apoyada por el Papa, tomó partido abierto a favor de los derechos del embrión.

«La Iglesia exulta», escribió en un editorial este lunes el vaticanista del diario Il Messaggero, Orazio Petrosillo, para referirse a la satisfacción de la iglesia, sin esperar el resultado oficial ante el éxito anunciado.

Algunos analistas consideran de todos modos que la baja participación en la consulta se debió también a la dificultad de los temas puestos a consideración del electorado.

Los electores tenían que pronunciarse sobre cuatro puntos conflictivos:

1. la prohibición de usar para la ciencia embriones ya congelados y destinados a la destrucción.

2. la prohibición de utilizar óvulos o espermatozoides de donantes ajenos a la pareja.

3. la mención a los derechos del embrión, considerada una vía para restringir el aborto.

4. la prohibición de crear en vitro más de tres embriones a la vez.

La única consolación para quienes apoyaban el «sí» es que desde hace diez años los italianos tienden a no participar en las consultas directas, independientemente del argumento tratado, sea éste el derecho a cazar o los derechos de una célula.

«No se puede decir que el 70% de los abstencionistas cumplieron las órdenes de la Iglesia», declaró la viceministra de Relaciones Exteriores, Margherita Boniver, que apoyaba la reforma de la ley, al comentar los primeros resultados.