Huelen rico, se confunden con postres y resultan apetecibles al paladar. Las fragancias culinarias, gastronómicas o golosas son las asociadas con la cocina y elaboradas a base de alimentos como frutas, especias y productos tan deliciosos como chocolate, vainilla o caramelo, que incitan a un estado de ánimo nostálgico y predisponen para el afecto. Es como si el amor entrara por la nariz.
Es un hecho constatado científicamente que los suculentos olores de vainilla, café y canela hacen babear casi literalmente. ¿La razón? Porque reviven memorias asociadas con mimo y ternura. “Las esencias dulces y ‘sabrosas’ nos llevan a recordar los días de la infancia”, explica el doctor Alan Hirsch, director de la Smell and Taste Treatment and Research Foundation (Fundación para la investigación y tratamiento del gusto y el olor), de Chicago.
Esa teoría también la confirma el doctor Avery Gilbert, director de asuntos científicos del OlfatoryResearchFund, en Estados Unidos, cuando explica que “el olor que recuerda los dulces horneados, en particular, provoca una emoción muy placentera y cálida porque, automáticamente, despierta memorias asociadas con sentimientos de protección y satisfacción”. Por otro lado, las fragancias con notas de almendra, cacao y las frutales, además de elevar el ánimo, evocan alegría y placer, y ponen a las personas en un estado de ánimo juguetón. “La memoria permite que asociemos estas fragancias con nuestras madres, porque ellas fueron las primeras que nos expusieron a estas experiencias sensoriales cuando horneaban bizcochos, galletas o preparaban dulces deliciosos”, explica Claudia Valenzuela, brand manager de la cadena de perfumerías Prestige, que representan en el país un importante catálogo de fragancias con las características de las gastronómicas. Y si quieres volver a revivir esos momentos de tanta seguridad y alegría, regálale a tu madre en su día fragancias inspiradas en las delicias que preparaba en su cocina.
Perfumería deliciosa. La idea de aliar la ciencia de los olores a la de los sabores la empezó el diseñador Thierry Muggler cuando creó en 1992 el perfume Angel. “Esa fue la primera fragancia gourmando golosa de la historia por estar elaborada a base de frutas y chocolate. Así se creó esta familia olfativa en el mercado de los perfumes”, explica Valenzuela. Después, en 1998, fue desarrollado Lolita Lempicka, perfume que ganó el premio a la mejor fragancia, que conceden FraganceFoundation y la American FIFI. Su composición con la dominante de la flor de regaliz, junto con la hiedra, el anís, la violeta, el haba tonka, la madera de vetiver y sus notas golosas de vainilla y praliné son una apetitosa experiencia. En 2005 apareció la deliciosa Un Jardin Sur Le Nil con notas de zanahoria, toronja, tomate y mango verde. En esta fragancia también sobresalen toques de naranja y canela.
Actualmente, muchos perfumistas repiten con más fe la fórmula ganadora de los perfumes gastronómicos. En 2014 debutó en el mercado IncantoAmity, de Salvatore Ferragano, con notas de melón, mandarina y durazno blanco. También la casa Yves Saint Laurent sumó a su catálogo de fragancias a Black Opium, una seductora experiencia olfativa que combina pimienta rosa, pera…