Fragilidad humana

Fragilidad humana

Sergio Sarita Valdez

A comienzos de la década de los sesenta del recién pasado siglo XX tuve la gran dicha de conocer a un catedrático de la Facultad de Medicina de la entonces denominada Universidad de Santo Domingo. Ese gran maestro respondía al nombre de Rogelio Lamarche Soto; fanático empedernido del equipo de beisbol los Tigres del Licey, dedicaba parte del tiempo de la docencia alabando las dotes y proezas de los azules frente al eterno rival, los Leones del Escogido. El profesor Lamarche poseía el don de la comunicación, los temas más difíciles los explicaba de una forma simple usando analogías mezcladas con anécdotas para que todos entendiéramos de manera fácil y amena. Fue a ese intelectual sencillo y sonriente a quien le oí hablar del Medio Interno de Claude Bernard. Al igual que el laureado profesor de la Cátedra de Fisiología de la Sorbona de París, Rogelio Lamarche impartía teoría y práctica de fisiología humana. Aunque tildado de trujillista por algunos, fueron muchas las voces que se alzaron en apoyo a la permanencia del maestro en la ahora llamada Universidad Autónoma. Cuando estalló la Revolución de abril de 1965 fue de los pocos profesores que permaneció en el recinto, sitio que otros de su escuela abandonaron para incorporarse a la recién creada Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña.

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Volviendo al tema del Medio interno de Claude Bernard, Lamarche explicaba que el organismo humano mantenía un balance entre la acidez y la alcalinidad en la sangre, unos valores constantes de electrolitos y de azúcar en el plasma, así como unos niveles de proteínas plasmáticas dentro de cuyos límites descansaba el estado de salud experimentado por cada sujeto. Cualquier variación en esas cifras matemáticas fisiológicas implicaba enfermedad. Cual fino cristal la salud se quiebra fácil cuando se le somete a cambios bruscos que no dan tiempo a implementar los sistemas de amortiguamiento con que cuenta el cuerpo humano incluyendo los pulmones, corazón, riñones, hígado y sangre, entre otros. El cerebro humano se alimenta de glucosa para cuyo metabolismo precisa de un constante flujo de oxígeno; el músculo cardíaco come grasa para lo cual también utiliza oxígeno. Las especies vertebrales acuáticas como son los peces que respiran por branquias también requieren del oxígeno para vivir. Con razón, a excepción de algunas bacterias anaeróbicas todos seres vivientes requieren de un ambiente puro con el mínimo de contaminación para garantizar un equilibrio natural.

La Organización Mundial de la Salud define el vocablo Salud de la siguiente manera: “Es un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Ante un ambiente urbano saturado de ruidos, olores desagradables, agresiones visuales con imágenes de candidaturas multicolores, basura, delincuentes, temores, alto precio de la canasta familiar, alta tasa de desempleo y mucha inseguridad ciudadana: ¿Cuánta gente califica de sana en la República Dominicana? Cada cual dará su respuesta dependiendo del nivel en que se encuentre dentro de la pirámide social. Deberá tomarse también en consideración la hora del día, el lugar en que se encuentre en ese momento, así como de la educación, edad, sexo y origen.

La persona más feliz sobre la tierra se convierte en la más triste del planeta tras recibir un mensaje trágico en su teléfono inteligente. Así de frágil es el ser humano en la modernidad.

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