HUGO GUILIANI CURY
A finales del 1984 quien escribe estas notas junto a José A. Vega Imbert, en ese entonces canciller dominicano, Orlando Haza ministro Técnico y Milton Messina, Asesor Económico del Poder Ejecutivo, estuvimos en una visita oficial en Francia. En reuniones celebradas una tarde de esos días, nos reunimos en el Banco Central de Francia con Michael Candessus, en ese entonces gobernador de esa entidad.

En esa reunión nos fue bien, ya que Francia nos ayudaría para que República Dominicana procediera a renegociar su deuda oficial en el Club de París.

Esa noche tendríamos una cena en la Cancillería Francesa con Pierre Beregovoy, quien era el Ministro de Economía y poco después Primer Ministro de Francia, así como con el Canciller francés Claude Chaysson, estando acompañados del embajador dominicano en esa, Milton Ray Guevara.

Uno de los temas de la conversación fue conocer las posibilidades que tenía República Dominicana para entrar al Convenio de Lomé, y buscar el apoyo de Francia.

La posición de esa nación, en ese entonces, fue negativa y a la vez cortante, cuando nos señalaron que no apoyarían a República Dominicana en sus aspiraciones para entrar en Lomé pero que le darían total apoyo al vecino país Haití para que entrarán a dicho convenio.

También nos advirtieron que no pensáramos que España nos podría ayudar, señalando que ese país no tenía el poderío de Gran Bretaña ni existían las mismas condiciones cuando ésta logró que la Comunidad Económica Europea aceptara que todas sus ex-colonias entraran al Convenio de Lomé.

Esa noche salimos de esa cena desilusionados con Francia, que por cierto era la patria de mis bisabuelos y abuelo por el lado paterno, y decidimos reunirnos inmediatamente en el hotel.

Allí analizamos lo acontecido y en la conversación nos dimos cuenta de algo que a la larga resultó ser positivo.

Esto consistió en que decidimos no perder tiempo cabildeando a Francia ni a otros países europeos y caribeños, por tanto cambiamos la estrategia para concentrar todos los esfuerzos del gobierno dominicano con España, tratando simultáneamente de neutralizar cualquier oposición que podría venir de algunos países caribeños.

De ahí salimos al otro día para Madrid y en una entrevista que gestionó el canciller Vega con Felipe González, presidente del gobierno español, éste se comprometió con la Cancillería dominicana a dar un pleno respaldo a las aspiraciones dominicanas para entrar a Lomé.

En aquel entonces, la Cancillería y otras personalidades dominicanas hicieron numerosas diligencias para que el país entrara a lomé y que España continuara dándonos su apoyo.

España actuando con firmeza y tacto en la Comunidad Económica Europea durante varios años dio a entender que si Haití entraba bajo la mano francesa, República Dominicana también tendría que ser admitida bajo el patrocinio español. La firme posición española y la continuidad que le dio el doctor Balaguer y su Cancillería a este asunto fue lo que finalmente dio lugar a que en 1989 pudiéramos entrar a Lomé.

Es posible que en el tiempo transcurrido entre 1985 y 1989, que Francia cambiara de parecer en cuanto a su negativa de no apoyarnos y que al final las posiciones de España y Francia se conjugaran para facilitar nuestra entrada a Lomé.

No obstante, siempre ha quedado en mí la interrogante del porqué Francia manifestó en aquel entonces un apoyo total a Haití mientras nos lo negaba a nosotros.

Han transcurrido muchos años y la verdad es que todavía no tengo la respuesta.