LA HABANA (AFP) – Francia reanudó sus contactos diplomáticos personales con el gobierno de Cuba, con motivo del 14 de julio, rompiendo la posición de la Unión Europea (UE) de excluir tanto a funcionarios como a disidentes cubanos de las celebraciones de las fiestas nacionales.

La presencia del canciller de Cuba, Felipe Pérez Roque, en la celebración en la Embajada de Francia en La Habana el jueves, marcó un giro en las relaciones entre ambos países y dejó entrever las diferencias en el seno de la UE en torno a su política frente al gobierno comunista de Fidel Castro.

Esa visita revistió de un significado particular por ser la primera de un alto funcionario cubano a la embajada de un país miembro de la UE desde que el bloque impuso sanciones contra la isla en junio de 2003, en represalia por la detención en Cuba de 75 disidentes.

«Hay ocasiones en que un acto de presencia dice más que una palabra, hoy es uno de esos días», dijo en un breve discurso el canciller, de 40 años y uno de los hombres a Castro.

Al suspender la UE las sanciones en enero pasado a fin de restablecer un diálogo con Cuba -decisión ratificada en junio-, el comité político de los 25 países recomendaron que la participación en las fiestas de las embajadas en La Habana se limitara a diplomáticos y ciudadanos europeos, lo que excluye al gobierno y la disidencia cubana.

En este contexto, Francia se convirtió en el primer país en desmarcarse de esa posición y el canciller cubano no lo pasó por alto: «El siguiente paso es que el resto de las embajadas europeas en La Habana imiten» al gobierno de París.

«Hoy se sella finalmente una rectificación europea que resultaba inevitable. Ha quedado claro que las llamadas sanciones adoptadas por la Unión Europea en el 2003 eran injustificadas e inefectivas. No eran legítimas y han terminado», aseveró Pérez Roque, en declaraciones a la AFP.

España y Francia son los países del bloque que impulsan con más decisión el diálogo con Cuba; mientras que Polonia, la República Checa y Alemania estiman necesarios avances en materia de derechos humanos y democratización.

«Se aprecia un momento difícil, complejo, se aprecian confusiones, desafortunadamente se aprecia a algunos queriendo pescar en las aguas revueltas de la confusión. Habría que preguntarse si valió estimular el ingreso a la UE de algunos países que quieren el dinero europeo pero cuyo norte político está en Washington», dijo el canciller cubano.

Consultada por la AFP, la Embajada de Polonia en La Habana dijo no tener un comentario oficial acerca de la presencia de Pérez Roque en la celebración francesa.

No obstante, para la embajadora de Francia, Mari-France Pagnier «lo que hay son sensibilidades diferentes, pero no existe división». «Me parece que se pasó una página. Espero que progresemos», añadió.

En la misma tónica, el embajador de España, Carlos Alonso Zaldívar, señaló que la invitación al gobierno cubano, y no a la disidencia, a la fiesta del 14 de julio responde al espíritu del acuerdo que levantó las sanciones temporalmente -será reconsiderado en junio de 2006-.

«Estamos diciendo que hay que restablecer una comunicación diplomática normal, regular. La posición de la UE es que hay que hablar con todos, esto implica hablar con el gobierno, pero ello no quiere decir dejar de hablar con la disidencia», dijo Zaldívar a la AFP.

Pero la disidencia se muestra preocupada por lo que consideran es una «capitulación» de la UE frente al gobierno de Castro, al hacer «concesiones» sin que el régimen comunista de muestras de apertura y avances en materia de derechos humanos.

«Es una política errónea marginar a los disidentes y favorecer al gobierno», dijo a la AFP Vladimiro Roca, representante de la opositora Todos Unidos, mientras que Elizardo Sánchez, quien dirige una comisión ilegal de derechos humanos en la isla, expresó preocupación «por la falta de simetría en las relaciones del gobierno con la UE».

Los disidentes, que entre junio de 2003 y enero de 2005, asistían a las fiestas nacionales, ahora sólo son invitados a «reuniones de trabajo».