París, la Ville Lumière o Ciudad de las Luces de Francia, cuna de la Ilustración, el Renacimiento, y de pensadores como Voltaire, Diderot, Rousseau y Montesquieu, así como centro de esa gran Revolución que marcó la historia y alumbró la Declaración de los Derechos Humanos, ha vivido varios días de protestas.
Los disturbios, que estallaron luego que un oficial matara en un puesto de control de Nanterre al joven conductor franco-argelino Nahel Merzouk, de 17 años, se extendieron a Marsella, Lyon, Pau, Toulose y Lille, y el gobierno del presidente Emmanuel Macron desplegó unos 45 policías. (Muchos medios, que ya casi no reportan nada de las protestas, desearían que los líos fueran en Moscú, La Habana o Caracas).
Hoy entre humaredas e hierros quemados se contabilizan más de 3,500 los arrestados, muchos de ellos ya condenados a más de 3 años de prisión por bandolerismo; se estiman en más de 2,500 los edificios incendiados y más de 12,000 vehículos hecho cenizas. Macron llamó el jueves a la calma y culpó a los padres de los manifestantes y a las redes sociales, especialmente a Tik Tok y Snapchat, de atizar las protestas. ¿Pero acaso no había en Francia ya un malestar desde que Macron elevó la edad para las pensiones?
Los poetas en La Cafetera del conde
Mil gracias a mi amigo poeta Domingo Acevedo por enviarme el volumen II de la “Antología del Colectivo de Poetas en La Cafetera”. El poemario es una joya de belleza y luces.