Francia tendrá nuevo presidente después de 12 años

Francia tendrá nuevo presidente después de 12 años

PARIS.- En los meses previos a la votación presidencial del domingo en Francia, se habló mucho de romper con el pasado. No apuesten a que sucederá.

Los franceses son famosos por resistirse al cambio, y cualquier nuevo presidente estaría duramente presionado para producir cualquier desviación dramática de la forma en que las personas aquí viven y trabajan y se llevan entre sí (o no).

Fueron los franceses, después de todo, quienes observaron primero, “entre más cambien las cosas, más permanecen igual”.

“Tengo la impresión de que las cosas avanzarán, sí. Pero ¿Francia se parecerá a Gran Bretaña? No”, dijo Michel Winock, historiador francés, refiriéndose oblicuamente al enfrentamiento de los años 90 de Margaret Thatcher con los sindicatos británicos y el eventual auge económico que sus políticas ayudaron a producir. “Tenemos tradiciones, actitudes, un apego a la beneficencia social y, aun cuando el cambio es deseable, no aceptaremos ese cambio de la noche a la mañana”.

¿Cómo puede ser eso? Los candidatos, Nicolás Sarkozy y Segolene Royal, prometieron cada uno reformar a Francia, deplorando el desempleo, la inflada democracia, la falta de espíritu emprendedor. Sarkozy ha propuesto algo que se acerca a la revolución de Thatcher, mientras que Royal incluso sugirió abandonar la Quinta República. Pero todo eso ignoró dos realidades:

Primero, la vida en Francia es, en general, bastante cómoda. Los franceses coquetean con la idea del cambio, pero pocos en la corriente principal quieren correr el riesgo de perder el “excepcionalismo” de Francia, ese lecho cálido de tradiciones y derechos que permite a muchos disfrutar los beneficios de vivir en Francia. Y los beneficios son enormes. Si se escucha la conversación con el mesero en la mesa contigua en un restaurante parisino a la hora del almuerzo, con mucha frecuencia involucrará una discusión de qué es mejor comer y qué vino beber. Posteriormente, los comensales a menudo pagarán con cupones de alimentos emitidos por su patrón.

Aunque el sistema es engorroso y costoso, no está exactamente en la quiebra. Entonces ¿por qué arriesgarse a tener problemas? Segundo, hay algo en los franceses que se resiste al cambio, incluso en periodos de problemas. Los historiadores lo remontan a la Ilustración, cuando Francia desarrolló un modelo republicano basado en la voluntad colectiva. En contraste, los modelos republicanos en gobierno y Estados Unidos insistieron en la primacía de la economía y el individualismo; lo que los franceses aún, con un estremecimiento, llaman liberalismo.

“La sociedad francesa sigue atada a la idea de lo colectivo”, dijo Jean-Claude Mailly, secretario nacional de la federación sindical Force Ouvriere. “Toda una serie de cosas se administran colectivamente”. Y eso, por su naturaleza, hace a las cosas avanzar más lentamente de lo que están acostumbrados los estadounidenses.

Se espera que los sindicatos y federaciones industriales, como sectores de la sociedad, sean consultados antes de que se ponga legislación en la agenda francesa, por ejemplo; una práctica más deliberada, aunque más abierta, que el cabildeo de grupos de interés que se practica en Estados Unidos.

Por supuesto, Francia tiene problemas, pero un vistazo a algunos de los más apremiantes muetra mucho espacio para que la gente se sienta engreída.

Sí, la economía está débil: el crecimiento es lento y el desempleo es alto; alrededor de 2.1 por ciento y 8.5 por ciento, respectivamente. Pero Francia continúa atrayendo grandes cantidades de inversión directa extranjera, y en 2005, la producción económica por hora trabajada fue más alta que en Estados Unidos. La Organización Mundial de la Salud clasifica al sistema de salud francés entre los mejores del mundo.

Sí, los jóvenes se están rebelando: Los inmigrantes de segunda generación tomaron las calles en 2005 para protestar por el desempleo y la discriminación, y los estudiantes universitarios hicieron algo similar el año pasado para protestar por una ley que habría hecho más fácil despedirlos de sus primeros empleos.

Pero aunque la intranquilidad urbana fue mala, nunca alcanzó el nivel de la violencia vista en periodos de intranquilidad en ciudades estadounidenses. El sistema de beneficencia social más equitativo aquí, al que a menudo se culpa de los problemas económicos de Francia, es una razón.

Sí, la vida es cara: una red de regulaciones proteccionistas ha puesto un tope a la capacidad para ahorrar dinero en tiendas de descuento y cadenas de restauranes. Pero eso también ha mantenido en el negocio a los bistros, panaderías, queserías y charcuterías de barrio mucho más tiempo que en la mayoría de otras economías desarrolladas, creando una rica trama de vida cotidiana que todos adoran. Es una razón de que Francia atraiga a más turistas que cualquier otro país cada año.

Todo esto da a los franceses buena razón para aferrarse a su filosofía básica al tratar con instituciones en problemas: En vez de derribarlas y construir nuevas, los franceses prefieren podarlas.

Tomenos la semana laboral de 35 horas. Ambos candidatos coincidieron en que la ley que la impuso causa problemas a las empresas y necesita ser enmendada, pero ninguno propueso eliminarla. “Es muy difícil revertir beneficios sociales como éste”, dijo Winock. Sin embargo, los candidatos tenían una lista de deseos de cambios. Royal tenía un plan de 100 puntos que incluían elevar el salario mínimo, hacer obligatoria la escuela desde los 3 años y regularizar a los inmigrantes ilegales. Su mayor proyecto: creaar una Sexta República con un Parlamento más fuerte y más representativo.

Pero insistió en que no haría nada dramático sin largas discusiones con sus “compañeros sociales”, término francés para referirse a los sindicatos y los patrones. Ese es un guión para una lucha en cámara lenta hacia el cambio que gradualmente toma velocidad, si es que eso ocurre.

Luc Rouban, experto en el sector público de Francia, dijo: “No hay tradición de cooperación, no hay terreno común entre los dos actores principales, sindicatos y patrones”.

Sarkozy prometió reformas a las pensiones y límites a la capacidad de los sindicatos para ir a huelga. Ya, las federaciones sindicales más críticas están advirtiéndole que espere gente en las calles si trata de llevar a cabo alguno de esos cambios.

“El cambio radical de manera autoritaria conducirá a una situación de bloqueo”, dijo Michel Grignard, secretario nacional de la Confederación Democrática Francesa del Trabajo. Los sindicatos franceses son más fuertes en parte porque el derecho a la huelga está incluido en la constitución.

Y luego está el hecho de que los franceses adoran sus vacaciones. El Parlamento regularmente descansa de mediados de julio a octubre, pero Sarkozy ha sugerido que convocaría a una sesión especial para impulsar legislación mientras la mayoría de los franceses está de vacaciones; y cuando sería difícil que los sindicatos se movilizaran.

Los sindicatos advirtieron contra eso. “Cualquiera que sea elegido presidente, si piensa que hay cosas que deben decidirse muy rápidamente, en un instánte, y las aprueban en juli, cuidado”, dijo Mailly de la federación Force Ouvriere. “Eventualmente habrá un efecto boomerang”. Lo cual es decir, un efecto de poda.

Calendario electoral francés

PARIS (AFP).– La elección presidencial francesa, cuya segunda vuelta se celebrará el domingo, es sólo la primera etapa de un calendario electoral especialmente cargado.

– 6 de mayo: Segunda vuelta de la elección presidencial, en la que se opondrán Nicolas Sarkozy y Ségolène Royal. En total, unos 44,5 millones de franceses podrán acudir a votar. El nuevo presidente ocupará el cargo cinco años, hasta 2012.

– 16 de mayo: Fecha límite para el anuncio de los resultados oficiales por parte del Consejo constitucional. El presidente Jacques Chirac, elegido en 1995 y reelegido en 2002, termina su mandato a medianoche y deja su lugar al nuevo presidente.

Inmediatamente después, el primer ministro en funciones, Dominique de Villepin, presenta su dimisión al nuevo presidente quien nombra a un nuevo jefe de gobierno.

En realidad este nuevo primer ministro sólo será confirmado en su cargo una vez pasen las elecciones legislativas. En estas últimas podría ganar otra tendencia política, lo cual generaría la cohabitación de un presidente y un jefe de gobierno de familias opuestas.

El último ejemplo de cohabitación política en Francia fueron el presidente conservador Chirac con el socialista Lionel Jospin, que fue primer ministro de 1997 a 2002.

– 18 de mayo: Fecha límite para presentar las candidaturas a las elecciones legislativas, que también se celebran en dos vueltas.

– 10 de junio: Primera vuelta de las elecciones legislativas. Los franceses deben elegir a 577 diputados de la Asamblea Nacional (Cámara baja).

– 17 de junio: Segunda vuelta de las elecciones legislativas.

– 2007 será el primero de cuatro años consecutivos en los que habrá elecciones en Francia. En el 2008 se celebrarán comicios municipales, cantonales y al Senado, en 2009, elecciones europeas y en 2010, regionales.

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