Francis Drake ¿Héroe o ladrón?

Francis Drake ¿Héroe o ladrón?

POR JOSÉ ALFREDO RIZEK BILLINI
Desde los tiempos más remotos de la historia los grandes espacios abiertos, como el mar, la tierra, el desierto, y en estos tiempos modernos el cielo, han sido para el hombre incentivos constantes para desarrollar su espíritu de aventura con gran arrojo y en otras ocasiones muy temerarias.

Frente al misterio de lo desconocido, con audacia, lanzarónse a descubrir rutas, buscando y hallando costa y tierras para multiplicar su expansión, pero el hombre del mar fue distinto y simbolizó un tipo de coraje y aventura muy particular donde las transgresiones se sucedieron conforme a los dictados de los valores de la época.

Los marinos fueron los profesionales de la aventura, el coraje y el eterno convivir con el fuego.

La piratería de los siglos XVI, XVII y XVIII tenía diferentes vertientes: – el pirata que era un individuo dedicado al robo y asalto de navíos o ciudades con la intención de apropiarse y beneficiarse particularmente de lo ajeno. Actuaba de forma indiscriminada sin pertenecer a una nación ó imperio. Era un delincuente que atentaba al comercio, actuaba contra las leyes, sin respeto alguno, actuaba en función de los dictados de su objetivo, con gran libertad, empleando su crueldad para obtener el botín. Carecía de un respaldo, de un poder político constituido.

A diferencia del pirata, el corsario es también un ser que actúa en el mar o en las costas, pero, contra los enemigos de su país o gobiernos aliados, bajo la protección de una patente de corso otorgada por su gobierno para causar pérdidas al enemigo y desbaratar su comercio, es decir causarle también el daño económico.

El corsario es un civil , un capitán de barco, o también un empresario naval que actúa con gran libertad, sin ser un miembro de la fuerza naval militar de una nación, ya que está sometido a un régimen disciplinario, y a las convenciones militares a pesar de estar al servicio de una nación o imperio fueron muchos los corsarios, que una vez firmada la paz continuaron sus ataques y tomaron presas del antiguo enemigo transformándose de hecho, en piratas.

Es así, que en el siglo XVI la guerra del Atlántico, sobre todo entre España e Inglaterra no fue muchas veces una contienda entre Estados, sino fundamentalmente entre súbditos, no entre marinos que pertenecían a una organización naval militar sino entre corsarios y mercaderes armados.

Las relaciones en las primeras décadas del siglo XVI entre España e Inglaterra fueron muy amenas, al punto que se crearon asociaciones comerciales de empresarios de ambos países. Los acontecimientos del divorcio del Rey Enrique VIII, de Catalina de Aragón creó el abismo político entre las naciones.

Carlos V enfrentado al luteranismo y al Santo Oficio confiscando propiedades y navíos ingleses, el apoderamiento de mercancías inglesas en los Países Bajos. Así para 1560 empresarios ingleses preparaban en el puerto de Plymouth con el apoyo de la corona inglesa las primeras empresas corsarias contra España.

John Hawkins el primero de los piratas ingleses, sería el maestro de quien años más tarde se convertiría en el más intrépido de los corsarios ingleses, Francis Drake.

Según algunos de los biógrafos, Francis Drake nació hacia 1542 en una humilde familia de labradores asentada en el Condado de Crowndale, en las cercanías de Tavistoch. Su padre tuvo doce hijos y por sus principios protestantes fue expulsado del Condado de Davon. Se trasladaron al Condado de Kent donde su padre era predicador.

Vivió desde niño las sangrientas luchas religiosas y sus parentescos con los Hawkins lo vincularon al ambiente de piratería que le rodeaba.

Acompaña con 26 años a su pariente John Hawkins y captura un galeón francés, el “Judith” de cincuenta toneladas, no sin antes haberle acompañado en tres ocasiones en un navío comandado por John Novell.

Algunos escritores de la época lo describen como una figura de “mediana estatura, rubio, fornido, más bien grueso que enjuto, alegre y prudente”. Mandaba y ordenaba imperativamente, siendo temido y obedecido por sus hombres. Agudo, inquieto, correcto en sus expresiones, inclinado a la generosidad y la ambición, vanidoso, jactancioso y no demasiado cruel.

Su carácter rudo e independiente le convertiría en un hombre difícil a tratar, impuso severas disposiciones disciplinarias y con su autoridad indiscutible aplicaba los castigos lmás severos, como por ejemplo: “El marinero que cometiese un homicidio sería atado al cadáver de su víctima y arrojado al mar, el que atentaba contra un oficial le cortaban la mano, si robaba se le afeitaba la cabeza.” El nombre de Drake impulsaba el terror entre los suyos y más tarde el pánico en las poblaciones del Mar Caribe.

Fueron sus ataques y saqueos los que impulsaron a la Corona Española a construir el Castillo del Morro y La Cabaña en La Habana, la del San Cristóbal del Morro de San Juan, la ciudad amurallada de Cartagena de Indias con sus fortalezas de San Felipe de Barajas, La Popa, Boca Grande y Boca Chica, San Fernando de la Atalaya, verdaderos baluartes de la ingeniería militar del Caribe.

El 24 de marzo de 1572 con ochenta hombres y dos pequeños navíos, partieron de Plymouth el “Swan y el Parscha” para crear fama de corsario de vasta experiencia. Se fue directo a las costas de Nombre de Dios y desembarcando en Puerto Faisán, se internó por tierra y llegó a la tesorería donde iban las recuas de mulas, siendo gravemente herido. Perdió a su hermano John y otro de sus hermanos: José, que le acompañaban y treinta hombres murieron de fiebre amarilla.

Adentrándose con la ayuda de indios cimarrones en un río llegó a una cima desde donde contempló el Océano Pacífico, siendo el primer inglés en admirarlo.

Cuenta la leyenda que Drake de rodillas imploró Al Dios todopoderoso que por su misericordia le diera vida para que pudiese surcar alguna vez aquellos mares a bordo de un barco inglés. Expresiones escuchadas por su amigo John Oxenham.

Atacó el villorrio de Venta Cruces y luego de atrapar una recua de mulas cargadas de oro y plata procedente del Perú, cargó lo que pudo y el resto lo enterró a toda prisa.

Drake premió a los indios cimarrones que le ayudaron, aún no se tiene un conocimiento certero de sus actividades, al regreso en 1575 estuvo al servicio del Conde de Essex en operaciones militares contra los católicos en el Olster, es decir el Norte de Irlanda.

En 1575 las relaciones entre España e Inglaterra continúan tirantes, conoce en una gira al misterioso Doctor Dee, geógrafo, matemático y astrólogo cuya influencia gravitó por la corona y le recomendó mantener un permanente hostigamiento a las posesiones españolas en Las Indias.

Partió de Plymouth en otoño de 1577, no se ha establecida si fue él quien sugirió hostilizar la costa del Perú, con las penurias de la tripulación a bordo del Golden Him, más el Elizabeth, el Marigold. Sin embargo la reina no quiso darle apoyo siendo financiado por personajes de la corte.

En un libro publicado en 1628 por su sobrino con el título de “El Mundo Circundado” relata cómo Francis Drake decidió demostrarle a la reina que no sólo era un aventurero para lo cual integró en su tripulación “músicos expertos, ricos mobiliarios, siendo los cubiertos de mesa de plata pura y algunos de la cocina, embarcando diversas muestras de artesanía.”

Perdiendo al inicio de la travesía el Pelícano, y el Marigold arrojado a las costas, alcanzó la costa de Cabo Verde, contratando al experimentado piloto portugués Nuño Da Silva, quien poseía un atlas muy actualizado, tres libros sobre la navegación, “Los Mares de Ortelios” y una narración de Magallanes editada 50 años luego de su hazaña.

Para el 12 de mayo de 1578 según su diario de navegación, a los 54 días avistó la desembocadura del río de La Plata, pero no se interesó en penetrarlo. Continuó bordeando las costas de la Patagonia y el 20 de junio vi el patíbulo levantado por Magallanes y los esqueletos de los amotinados.

En 16 días atravesó estrecho

El Padre Fletcher que acompañaba a Drake en la aventura informa que la tripulación en algunos casos bajó a tierra a cazar y salar pájaros para aumentar las provisiones. El Marigold se hundió con todos sus hombres. El Elizabeth después de una infructuosa espera decidió regresar y el corsario Drake, solo en el braceo de los mares, demuestra la existencia de un estrecho entre la Tierra del Fuego y la Antártica, que hoy conocemos con el nombre de Estrecho de Drake.

Para el 30 de octubre, luego que los vientos amainaran, con 80 hombres se dirigió a Valparaíso arrancando el oro y la plata de sus iglesias y toma un barco anclado, continua hacia el norte azotando las costas de Iquique, Arica y el Callao, donde le corta las amarras a las naves españolas ancladas en la costa, al recibir la noticia de la muerte del Rey de Portugal y la unificación de los dos imperios conquistadores.

Hacia julio de 1579, luego de saquear las posesiones españolas en toda la costa del Pacífico norte, se dirige al oeste. Atraviesa el océano en sesenta y ocho días, bordea las islas del archipiélago de las Filipinas y Molucas, establece contactos con el sultán Badu y acuerda un tratado comercial que otorgaba a Inglaterra el monopolio de las especias (clavo, canela, tilo, etc.). Bordeando el Cabo de Buena Esperanza consigue la costa Atlántica del Africa hasta llegar al puerto de Plymouth en Inglaterra.

El 26 de septiembre de 1580, casi tres años después de su partida, con cincuenta y nueve hombres, Francis Drake era recibido como un héroe nacional. El primer inglés que circunnavegó el globo terráqueo, regresó con un cuantioso botín, llevando la felicidad a sus socios armadores, pagándole a sus financistas con un dividendo de cuarenta y seis libras por cada libra invertida.

La Reina de Inglaterra le invitó a la corte, llegando a Londres con varios caballos cargados de oro y plata, más un collar de esmeraldas para una soberana amante del lujo. Las acciones corsarias de Francis Drake, hechas con una gran crueldad y sentido de vandalismo fueron vistas por los ingleses bajo el manto del héroe y ser virtuoso. Mientras el Embajador español lo calificaría como “El mayor ladrón del mundo”.

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