A pesar de vivir en la extrema pobreza, en uno de los barrios más vulnerables de Santo Domingo, La Zurza, con cinco hijos a los que no podía alimentar adecuadamente, Francisca Antonia Batista, logró hacer el bachillerato y una carrera técnica de la que disfruta con orgullo.
Aunque se vió obligada a dejar la secundaria cuando cursaba el segundo de bachillerato en el Politécnico Nuestra Señora del Carmen, en el barrio Simón Bolívar, en los años 80, debido a que se unió al padre de sus hijos, Batista nunca perdió el deseo de terminar el ciclo educativo, ya que tenía la conciencia de que para poder salir de la extrema pobreza debía superarse.
Sin embargo, hace apenas dos años que concluyó con esa etapa, con sus hijos mayores de 18 años, debido a la oportunidad que ofreció el Programa de Educación para Adultos (Prepara) en la escuela Aida Cartagena Portalatín, en horas de la noche. Pero a pesar de haberse unido a su marido, y de agotar un receso de 17 años que duró para terminar sus estudios secundarios, esta mujer logró graduarse en auxiliar de enfermería en el Centro Nacional de Enfermería (Cenaen), una academia ubicada en la calle doctor Báez, próximo al Palacio Nacional, en 1998.
Destaca el respaldo del Instituto Dominicano de Desarrollo Integral (Iddi), organización no gubernamental que asumió los costos para los estudios, ya que ella trabajó como promotora de salud voluntaria en La Zurza.
Narra que a pesar de no haber estudiado enfermería, laboró como promotora de salud en su barrio con los conocimientos proporcionados por el Iddi, sobre orientación materna e infantil, nutrición, vacuna, salud sexual y reproductiva, VIH/sida y otras enfermedades, dentro del proyecto Supervivencia Infantil.
Recuerda que del grupo de promotoras voluntarias surgió el Club de Madres La Zurza, en 1988, que hoy cuenta con un dispensario médico en la calle Francisco del Rosario Sánchez, al que acuden niños, mujeres y hombres a recibir atenciones de salud, lugar que considera es un verdadero centro de atención primaria que es supervisado por el área 4 de la secretaría de Salud Pública.
Pero además, la organización del barrio Simón Bolívar cuenta con un pre escolar para niños menores de cinco años con dificultades para salir del barrio a los centros de enseñanzas públicos y privados, porque considera que la salud y educación deben complementarse, porque sin una no funciona la otra.
Para Batista, que se muestra orgullosa por sus logros, uno de los mayores triunfos del proyecto Supervivencia Infantil fue bajar el alto nivel de desnutrición en menores de cinco años, de 57 a 13 por ciento, y que las mujeres espaciaran los nacimientos en por lo menos cada dos años, lo que se mantiene.
Las claves
1. Rompiendo barreras
Francisca Antonia Batista, logró hacer el bachillerato y una carrera técnica , auxiliar en enfermería, a pesar de vivir en extrema pobreza en lo profundo del barrio La Zurza. Está orgullosa de haberlo conseguido.
2. Ejemplo a seguir
Batista es un ejemplo a seguir. De beneficiaria de un proyecto sobre orientación en salud se convirtió en facilitadora y multiplicadora en el barrio.
3. Exhortación
Aprovecha la cercanía del Día Internacional de la Mujer para exhortar a las mujeres a esforzarse por lograr sus objetivos.
Minientrevista
Francisca Antonia Batista
AUXILIAR DE ENFERMER1A
Cuando se quiere y hay fuerza de voluntad se logra los objetivos propuestos.
¿Qué trabajo tiene actualmente?
Me desempeño como encargada del programa antituberculosis en dispensario del Club de Madres.
¿En qué lugar vive actualmente?
Resido en el edificio 8, apartamento 301 en el Residencial Brisas del Isabela.
¿Dónde vivía antes? Hace cinco años vivía en la calle Francisco del Rosario Sáchez, en el corazón de La Zurza, donde nacieron y crié a mis hijos.
¿Está conforme con su vida?
Claro, aunque creo que pude haber llegado más lejos, como terminar la carrera como licenciada en enfermería.
¿Por qué no alcanzó esa meta?
Porque la familia y la comunidad necesitaban de mi presencia, como tú puedes saber, me he pasado la vida haciendo trabajos en el barrio.
¿Qué es lo más le satisface de todo lo que has hecho?
Lo que más emociona es que logré sacar a mis hijos del bajo peso que tenían cuando eran pequeños y que fueran unos niños con su peso normal.
¿Qué más recuerda?
Que antes de ser promotora de salud fui beneficiaria de ese programa. A mi casa llegaban siempre las voluntarias con las orientaciones y evaluaban a mis hijos.
¿Qué trabajo recuerda de su labor como promotora?
En mi primer año de labor haber logrado que al menos 30 familias recibieran la educación necesaria para que sus hijos fueran alimentados de manera correcta y se colocara en el grupo de los nutridos. Cada promotora tenía asignados 30 hogares, con los que teníamos que cumplir, porque se evaluaba el trabajo.