Francisco Alberto

Francisco Alberto

A la memoria de Francisco Alberto Caamaño Deñó no le hacen falta honores, estatuas, lo que hay que hacer es seguir su ejemplo que en su lucha por una mejor República Dominicana entregó su vida, máxima ofrenda de amor a la Patria.

Francisco Alberto Caamaño Deñó fue un hombre auténtico, sin dobleces, brillante, de una claridad de pensamiento y acción que lo llevaron a convertirse en el primero en el frente de guerra, en el momento donde había que encender la tea para iluminar el camino que llevaba a la reconquista de la constitucionalidad, la libertad, el derecho a vivir sin temor.

Quienes tuvimos el inmenso honor de trabajar a su lado, en los días de la Guerra de Abril y en los gloriosos momentos de enfrentar al engreído invasor imperial, sabemos de su reciedumbre moral, de su apego a los principios, a las leyes de la guerra, su don de gentes, su respeto y reconocimiento para los combatientes y dirigentes que se destacaron durante los días de la Guerra Patria.

Ese Francisco Alberto campechano, rígido, educador, exigente, capaz de reconocer las hazañas de los demás, compañero de todos, cuya presencia, inteligencia y profundidad le permitieron ahondar en el difícil y variopinto la masa formada por hombres pertenecientes de distintos grupos, gremios, partidos, sindicatos asociaciones , en una palabra: a dirigir el ejército constitucionalista donde se impuso desde el comienzo el principio de la obediencia consciente, que permitió la rápida organización espontánea de los comandos donde se agruparon los combatientes.

Su comprensión de la naturaleza humana y su capacidad para lidiar con tantos intereses encontrados, lo convirtieron en un líder cuyas dimensiones se asimilan al brillo imperecedero del General Gregorio Luperón, el indiscutido paladín de la Restauración.

Su clara comprensión de la política lo colocó como el hombre que tomó las decisiones fundamentales que permitieron que los constitucionalistas triunfáramos contra las fuerzas que perseguían la aniquilación de todos, triunfamos, porque sobrevivimos a la criminal decisión de exterminio de los patriotas que los enfrentamos con el valor espartano de los restauradores de 1865.

Francisco Alberto es un árbol cuyo ejemplo da frutos de amor y lucha por el pueblo preterido cuyas refulgentes virtudes fueron puestas en práctica durante los combates del puente Duarte y en los días en que los militares criminales y antipatriotas se ligaron a los invasores para combatir contra los constitucionalista en la Zona Norte de Santo Domingo, convertida en un campo de batalla donde el valor y el coraje demostraron el deseo de libertad y democracia.

Las Fuerzas Armadas Constitucionalistas Dominicanas (FACD) presentaron la última batalla contra el águila imperial y fueron protagonistas de la más brillante epopeya del siglo XX, dirigidas por Francisco Alberto. Lo importante es seguir su ejemplo de patriota.

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