Francisco Alvarez Castellanos – El padre Castellanos

Francisco Alvarez Castellanos – El padre Castellanos

A juicio de los historiadores, los tres oradores sagrados por excelencia fueron los monseñores Meriño, Nouel y el padre Castellanos. Los tres fueron jefes de la Iglesia en el país.

Entre monseñor Nouel y el padre Castellanos existió siempre una amistad imperecedera, lo que no impidió que en una ocasión ocurriera entre ellos una histórica fricción, aunque desconocida por casi todo el mundo, el de ayer y el de hoy.

Resulta que monseñor Nouel fue presidente interino del país, poco antes de la primera intervención norteamericana.

Ya con los yanquis dueños del país, el padre Castellanos no perdía oportunidad para, desde el púlpito de la iglesia parroquial de Santiago (hoy catedral), no «sacarle puño» de la cara a los invasores, hasta el extremo de que el jefe militar de la ciudad se quejó ante monseñor Nouel, a la sazón arzobispo de Santo Domingo y Primado de América.

Monseñor Nouel le envió al padre Castellanos una tarjeta en la que le decía: «Apreciado monseñor: Recuérdole que los sacerdotes no debemos meternos en política».

El padre Castellanos no tardó en responderle de la siguiente manera:»Mi dilecto monseñor Nouel: Recuérdole que yo nunca he sido Presidente de la República».

Todo esto viene a cuento por lo que están pasando algunos sacerdotes en este país. El padre Rogelio, quien trabajaba en la parroquia de Cristo Rey, ha sido conminado a abandonar su trabajo pastoral, que muchas veces rozaba con la política y a abandonar el país.

El padre Rogelio acaba de cometer un error garrafal. Su situación no era, precisamente, para prestarse a participar en una mala comedia de televisión titulada, según creo, «Corporán Abogado», o algo por el estilo. En dicho programa Franklyn Domínguez, una figura de nuestro teatro de todos los tiempos, se presta para hacer de juez y José Jaquez, un columnista humorístico de muchos kilates, hace de fiscal.

En primer lugar, nadie tiene derecho a poner de mojiganga las togas y los birretes de los abogados, como tampoco los uniformes de los guardias, de los marinos y de los policías. En segundo lugar,¿ cómo diablos se le ocurre al padre Rogelio ser parte de esa malísima comedia en la que fue «defendido» nada menos que por el «abogado Corporán» ? Finalmente, y como era de esperarse, el espacio sirvió para que Rogelio hiciera un historial de todo lo que le estaba pasando y su «abogado defensor» pidiera su absolución completa, la que fue dictada por el «juez».

Fue un programa desagradable que desmeritó a un hombre que, como el padre Rogelio, ha hecho cosas increíbles en favor de los pobres de Cristo Rey.

Alguien dijo en un programa de televisión que Rogelio debería abandonar la Iglesia y dedicarse a «comediante». Ahora, lo que es cierto es que Rogelio no hará caso a su superior de los Salesianos, que terminará expulsándolo de la orden. Y será muy difícil que algún obispo le ofrezca alguna parroquia, por lejos en que esta se encuentre, por lo que, a mi juicio ( y sé lo que digo ) el padre Rogelio está muy cerca de «ahorcar los hábitos» o de pedirle al Papa la dispensa necesaria para dejar de ser sacerdote.

Y sería una lástima, suceda lo que suceda, porque en el padre Rogelio tenemos un cura combativo, trabajador y honrado y respetuoso de sus votos y no merece ser tratado de forma tan vulgar… y hasta brutal.

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