Hoy 
POR MARÍA MERCEDES
El Premio Canoabo de Oro constituye un estímulo para los hombres y mujeres que realizan una significativa labor en las áreas del periodismo y la escritura. Apegados a los propósitos que fundamentan su creación, la Asociación Dominicana de Periodistas y Escritores (ADPE), que preside Salvador Pittaluga Nivar, hizo entrega de la versión 26 correspondiente este año a Francisco Álvarez Castellanos y Ángela Peña.
Antes de iniciar el acto, los cálidos saludos denotaron la familiaridad que reina entre los presentes, y la alegría de acompañar a sus amigos en tan importante ocasión.
Cuando los invitados estuvieron acomodados en sus respectivos asientos, en el salón principal del Patronato de la Ciudad Colonial , Adriano de la Cruz, luego de dar la bienvenida, presentó a los integrantes de la mesa de honor: Mariano Lebrón Saviñón, presidente del jurado; monseñor Agripino Núñez Collado, Rafael Molina Morillo; el empresario José Luis Corripio Estrada; Rafael Maradiaga, gerente general de la empresa Shell, y los embajadores Giorgio Sfara, de Italia; Yoav Bar-On, de Israel, y John Feng, de Taiwán.
Seguidamente, Salvador Pittaluga Nivar en su discurso afirmó que uno de los factores que han incidido en el éxito de los premios es que de acuerdo con sus bases, quienes reciben la estatuilla pasan a ser integrantes vitalicios del jurado. Ha sido seguramente otra razón a favor del premio el que se trate de una distinción simbólica, en el que no existe el oro corruptor, que lamentablemente parece dañar todas las cosas.
Al referirse a los homenajeados destacó que Francisco Álvarez Castellanos es un periodista neto, libra por libra, buen escritor, de mucho talento, con gran sentido del humor y de intachable moralidad y decencia. De Ángela Peña dijo que es una joya de singular valor, del cofre donde se guardan los grandes valores de la mujer dominicana. Trabajadora incansable, luchadora a favor de todas las buenas causas, madre y gran dama de nuestra sociedad, que viene a ser como el botón de una bella flor, entre quienes han recibido esta distinción.
Igualmente saludó la elección del eminente intelectual cubano, Joel James Figuerola en el renglón escritor extranjero vinculado a la cultura dominicana, y quien no pudo estar presente en el acto.
Posteriormente, los homenajeados Francisco Álvarez Castellanos, en el renglón periodista y Ángela Peña, en la categoría escritora, recibieron sus estatuillas de manos de José Luis Corripio Estrada y monseñor Agripino Núñez Collado. Ambos profesionales pertenecen a este matutino.
También recibió su efigie Rafael Maradiaga, gerente general de la compañía Shell, empresa que por más de 20 años ha brindado el respaldo y el soporte económico del importante galardón. En sus breves palabras Rafael Maradiaga dijo que con ese apoyo cumplen con su programa de cooperar en cada país con el progreso de la cultura y el mantenimiento de los principios de la libertad de expresión.
Otro momento emotivo de este acto fue cuando el Consejo de Directores de la ADPE reconoció Salvador Pittaluga Nivar, por ser el creador del galardón y por haber mantenido su entrega durante 26 años.
Salvador Pittaluga Nivar recibió su reconocimiento de manos del comunicador Adriano de la Cruz y del escritor Mariano Lebrón Saviñón, quien tuvo a cargo la lectura de la semblanza del director de la ADPE.
Al finalizar la entrega de las distinciones, los presentes disfrutaron un segmento lírico interpretado por los cantantes líricos Marianela Sánchez y Fausto Cepeda, acompañados del pianista Ramón Díaz.
HISTORIA
La primera edición de los premios Caonabo de Oro se realizó en 1978 y fue entregado a Julio César Martínez, como periodista y Emilio Rodríguez
Demorizi, como escritor.
