El último desaguisado cometido por los Peña en Santo Domingo Oeste ha sido la colocación, para utilizar como arbolito de Navidad, de una réplica de la torre Eiffel, y que está siendo ubicada en la intersección de las avenidas Prolongación 27 de Febrero y Luperón.
La colocación de ese adefesio ha generado la repulsa de casi la población entera, ya que quita brillo y visibilidad a la Plaza de la Bandera, erigida en honor a los fundadores de la República.
El Alcalde de Santo Domingo Oeste, Francisco Peña, al ser abordado, buscando su reacción ante las quejas generalizadas, dijo que compró la torre, a un precio cómodo, y se hizo burlón al manifestar desconocer de qué se trata, qué simboliza y a qué país honra.
Un regidor de ese municipio aseguró no ser verdad que el costo de la torre fue de 500 mil pesos como informó Peña, sino que costó 12 milloncitos de pesos.
Pero el problema es que, mientras organismos y ministerios gubernamentales están suspendiendo las festividades navideñas por las calamidades que están sufriendo moradores cerca de 20 provincias por los daños dejados por las inundaciones de las últimas semanas; este señor esté pensando en celebraciones, más aún, estando al frente de unos de los municipios más arrabalizados del país.
Hace unos meses, los Peña cometieron otra barrabasada de las que no tienen impuesto, cuando se abocaron a remodelar el denominado parquecito del cruce de Manoguayabo con 27 de Febrero.
En ese lugar, colocaron una estatua en honor al lanzador Pedro Martínez, inmortal de Cooperstown; tanto así, que un día apareció un hombre en una motocicleta, y de un batazo rompió la estatua.