SANTO DOMINGO (AP).- Los Serafines de Anaheim y su taponero venezolano Francisco Rodríguez han seguido caminos similares en los últimos dos años.

Ambos fueron la historia de Cenicienta de la temporada 2002, cuando nadie apostaba por ellos y ganaron el campeonato de grandes ligas, en parte gracias al magistral pitcheo del entonces novato en la Serie Mundial contra los Gigantes de San Francisco.

Dos años después, y con una millonaria inversión en jugadores de parte de su nuevo dueño de ascendencia mexicana Arturo Moreno, las expectativas son mucho más altas para los Serafines, y también para el derecho de 22 años.

Anaheim contrató en el receso de temporada a los dominicanos José Guillén, Bartolo Colón y Vladimir Guerrero, y al pitcher venezolano Kelvim Escobar, aumentando su nómina de 70 a 110 millones de dólares.

«Hemos pasado de ser la Cenicienta a ser los favoritos del Oeste (de la Liga Americana) y uno de los más fuertes para llegar a la Serie Mundial», comentó Rodríguez, refuerzo de los Tigres de Venezuela en la Serie del Caribe que inauguró aquí el domingo.

Rodríguez dijo que sus nuevos compañeros le brindan al equipo «solidez, tanto en el bateo como el pitcheo».

Tras deslumbrar en los playoffs del 2002, Rodríguez acumuló el año pasado marca de 8-3, con 95 ponches en 86 entradas, trabajando mayormente en relevo intermedio.

En su primera Serie del Caribe, el joven pitcher dijo que siente una amplia gama de emociones.

«Estoy contento y orgulloso de vestir esta camiseta», expresó.

Dijo que aunque los anfitriones dominicanos lucen imponentes con su roster de lujo, que incluye a los jugadores de grandes ligas Miguel Tejada y David Ortiz, no se debe menospreciar a México y Puerto Rico.

«Aquí se encuentran los cuatro mejores equipos del Caribe. Esto es como la Serie Mundial para los latinos», señaló.