Frank Marino Hernández «in memoriam»

Frank Marino Hernández «in memoriam»

Marianne de Tolentino
No se puede evocar la Bienal Nacional de Artes Visuales sin dedicar un emocionado y extenso pensamiento a Frank Marino Hernández, y paticularmente cuando la muerte acaba de privarnos de su respaldo y siempre bienaventurada colaboración.

Don Frank, para todos nosotros en el ambiente artístico, era un hombre increíblemente polifacético, dotado de talento en cada una de las especialidades que manejaba, a menudo simultáneamente: la sociología -por formación y entrega-, la economía, las cuestiones internacionales, la consultoría empresarial, el periodismo de opinión  -entre prensa escrita, radial y televisiva- y la política. Ahora bien, los artistas, los críticos de arte, los actores de la vida cultural, veían en él el exquisito coleccionista y el promotor apasionado de las artes plásticas.  Tenía autoridad e influencia. Siempre se recurría a él, cuando se necesitaba una intervención en las altas esferas del poder o si se  requería desenmarañar racionalmente los hilos de un problema,  abierta o confidencialmente. Y ello sucedió durante varias décadas de vida artística, y en varias bienales.

Don Frank no solamente analizaba increíblemente bien la obra de arte, el oficio y la creatividad, sino que sus comentarios se fortalecían con un sentido más que humanista, humano y social, consonante con su naturaleza y dedicación primera. Era una delicia escucharle hablar, las palabras fluían, la ideas se eslabonaban, la conclusión llegaba preparada por el discurso. El lenguaje coloquial alternaba con los términos sabios. En fin, era un orador con extrema habilidad en el  concepto y la expresión.

Cuando tenía que admonestar o censurar, lo hacía con firmeza. Así mismo, elogiaba cuando él creía en méritos y virtudes de un artista, de un  escritor, de un director de museo. Era parte de su idoneidad intelectual. El fue presidente de patronato, miembro de jurados, copartícipe o cabeza de comités organizadores,  experto y asesor artístico, hasta consejero oculto para que casos se conviertan en causas. A él se confiaban, en él confiaban. 

La Asociación Dominicana de Críticos de Arte acaba de otorgarle un reconocimiento, que todos nosotros queríamos entregarle personalmente. Lo haremos en su memoria, guardando muy vivos su recuerdo y sus invaluables aportes. A Doña Elda, su esposa, y a sus hijos, expresamos un profundo y sincero pésame, compartiendo la pena de su fallecimiento y asegurándoles que la «gente del arte» le tributará un eterno homenaje.

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