Frank Moya Pons explica lo complejo de ser historiador

Frank Moya Pons explica lo complejo de ser historiador

“El historiador es una persona de carne y hueso, con una personalidad definida, con una concepción del mundo propia, con una educación y formación académica específicas y con intereses tan suyos como diferentes a los de cualquier otra persona.

De ahí que su trabajo de selección de las fuentes, su manejo y su interpretación estén condicionados por estas particularidades”.

La consideración fue hecha por Frank Moya Pons en una conferencia que ofreció en el marco de la Feria del Libro de Historia Dominicana que inauguró el Archivo General de la Nación. En su disertación, titulada “La explicación histórica”, el reconocido intelectual, a quien estuvo dedicada la feria, significó que “la historia, como disciplina, exige tanto del lector como del historiador un especial esfuerzo perceptivo y cognitivo, una cierta actitud frente al pasado que le permita, antes de comprenderlo, verlo en su manifestación dinámica porque ese pasado es, también como el presente, fundamentalmente cambio, devenir y evolución”.

Pero como del pasado quedan apenas restos dispersos, “el historiador debe estar consciente de que solo puede aspirar a una reconstrucción parcial del pasado, tratando de que esa reconstrucción refleje la vida de la colectividad que estudie de la manera más aproximada posible”, agregó Moya Pons. Manifestó que “esa aproximación implica verosimilitud también, porque el historiador reconstruye y narra y tiene que ser algo que refleje que lo que sucedió, realmente ocurrió como él lo está diciendo y para garantizar que esa verosimilitud no es ficticia, porque también las novelas y las películas de cine pueden ser verosímiles aun cuando sean ficticias, el historiador debe probar sus afirmaciones, sus interpretaciones y la validez de su reconstrucción mostrando con claridad cuales son las fuentes y documentos que le han servido para afirmar que las cosas ocurrieron como él las narra”.

Además enfatizó Moya Pons que “cuando el historiador demuestra lo que dice, cuando el lector puede ir a constatar que lo que él dice está representado en algún documento u ocurrió más o menos como él lo dice, entonces se expresa que su explicación es objetiva.

 

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