Franklin Lithgow O. – Los farsantes y el Barón de La Atalaya

Franklin Lithgow O. – Los farsantes y el Barón de La Atalaya

A nombre de doña Ascensión de Moya Vda. Achecar, sobrina de doña Trina de Moya, personificamos la protesta más enérgica sobre las publicaciones y afirmaciones alrededor de la leyenda del Barón de la Atalaya, su inexistente fortuna y los que pretenden saquear los bolsillos de incautos, lastimando la memoria de estos sagrados personajes de la historia dominicana, el ex presidente de la República General Don Horacio Vásquez y su esposa, doña Trina de Moya, compositora del himno a Las Madres que ya tiene carácter universal.

La identificación de doña Ascensión con el presente repudio, lo asumimos con orgullo por ella representar junto a su esposo el Dr. Elías Achecar, toda una vida de servicio a la sociedad dominicana, al entregarse con altruismo y desinterés a la formación de profesionales ilustres de nuestro país, alojándolos gratuitamente en su hogar y cuidándoles como a sus hijos, con ejemplo de honradez, consejos oportunos y adecuados, así como recomendaciones atinadas que han repercutido en conductas de excepción de estos profesionales en la Rep. Dom., y en el exterior.

El fraude no duerme, la ambición, elemento o motivo importante de la corrupción no tiene frontera, escrúpulos, ni reparos. El General Don Horacio Vásquez, y Doña Trina de Moya, su venerable y honorable esposa, están siendo objetos de la ambición y pretensiones de personas que se están fundamentado en alegatos falsos.

La estirpe de ambos ciudadanos nuestros, puramente dominicanos, cuya genealogía se remonta a la fundación misma de la República con actuaciones, llena de buenas y mejores motivaciones a favor de nuestros más altos intereses, están siendo ofendidos por barones que representan los peores intereses. La ascendencia del General Vásquez, la destacada y delicada sensibilidad de Doña Trina, la recordamos día por día, cuando pensamos en la Restauración de la República, en el tiranicidio del General Hereaux ú homenajeamos en toda su extensión a ese dulce ser, que nos dá la vida: La Madre.

La fortuna del Barón del Atalaya nada más está en la imaginación de los ilusos e infortunados, que llegan a creerse que pueden tener vocación de heredar lo inexistente, dejándose alimentar con la fábula, que les lleva a un mundo irreal de disfrute.

Los familiares del General Vásquez y Doña Trina, miembros de familias muy distinguidas, de conducta irreprochable, políticas, moral, social y culturalmente, deben auto concientizarse y erigir frente a esta ofensa agraviante de estafadores una coraza impenetrable, para que las actuaciones de aventureros, no les toque ni con el pétalo de una rosa.

Para la gran tía Ascensión, orgullosa y digna al igual que toda la familia de sangre del General y Ex presidente de la Republica Don Horacio y su distinguida esposa, Doña Trina, le expresamos nuestro testimonio de solidaridad, amor y gratitud, además de significarle que ninguna actuación de mal origen, en relación con los próceres como Vásquez y Doña Trina, quienes pertenecen a la galería de los inmortales nacionales les podrá afectar.

Las pruebas de su prosapia cuya documentación identificada con sus restos mortales, los revela como netamente dominicanos, sin ningún vínculo con Barones y mucho menos con personas que aspiren falsas posiciones, reposan en los archivos de la familia Vásquez Moya. El testamento de puño y letra de Don Horacio y Doña Trina, redactado años antes de su muerte, indica, expresa y claramente que ninguno de los dos tenia descendencia, motivos por el cual testaban a favor del cónyuge sobreviviente, o en su defecto de sus hermanos, a quienes identifican por sus nombres y apellidos.

Los tesoros del Barón de la Atalaya, han venido ha engrosar los cuentos de las mil y una noches, sin que sea el producto de las geniales narraciones de Scherezade, sino el resultado de la imaginación de oportunistas.

Nuestras autoridades conscientes o inconscientemente, están haciéndoles el dúo a estas pamplinas e historietas, prestándose a la autorización de procedimientos de exhumación de cadáveres de personalidades que pertenecen a capítulos sagrados de nuestra historia. Por favor, pónganles fin a esas actuaciones desvergonzadas y cuando de procedimientos de esta naturaleza se trate, invitamos a las autoridades competentes para que por lo menos consulten a los familiares o a personalidades respetables para revestirlos de la seriedad que manda remover los restos mortales de personas que pertenecen a la eternidad de los tiempos.

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