Franklin Lithgow Ortega – Azúcar amargo

Franklin Lithgow Ortega – Azúcar amargo

Cuando se iniciaron las negociaciones sobre el TLC con los Estados Unidos de Norteamérica, advertimos a los negociadores oficiales, en especial a su cabeza, el cuidado y la prudencia que debía tenerse de no tocar intereses sagrados de la producción nacional que generaran divisas y empleos, porque se terminaría con un sabor muy desagradable de pérdidas que afectarían la economía.

Durante todo el proceso de la negociación se le informaba al país sobre lo bien que iban, incluso se informó con bombos y platillos que teníamos acceso al mercado de los EE.UU. en un 99% de todos los productos que fuéramos capaces de exportar a ese amplio y gran mercado de consumidores, que es los EE.UU.

Reiteramos nuestra reclamación, aunque cayó en el vacío, que tuviéramos vigilantes al cerrar negociaciones, en particular con el azúcar, el turismo y las Zonas Francas, pues es tradición de los negociadores de larga experiencia, entregar regalos envenenados, cuando la contraparte tiene prisa. Y en particular el gobierno y su candidato tenían urgencia en exhibir, de celebrarse una segunda vuelta en las elecciones como consecuencia de los resultados del 16 de mayo, el trofeo del TLC como una demostración de que el candidato oficial, gozaba de la simpatía, respaldo y solidaridad del gobierno norteamericano.

(Oh! Prodigio, en una tercera ronda no prevista, y aprovechando la urgencia de la comisión oficial dominicana de concluir las negociaciones, inexplicablemente se excluyó al sector agrícola representado por los productores azucareros privados, para negociar el azúcar y a cambio de un incremento de 13,000 toneladas en nuestra cuota azucarera en el mercado preferencial norteamericano en un plazo de 15 años, renunciábamos a los gravámenes de protección del azúcar y los edulcorantes producidos en los EE.UU. y en consecuencia, ellos penetrarían a nuestro país libre de impuestos, haciendo la precisión de que los productos agrícolas norteamericanos como el azúcar y los edulcorantes, están subsidiados por los contribuyentes, es decir, que en un plazo no muy lejano nuestra producción de azúcar por no poder competir con productos subsidiados por su país de origen, tendrá que cerrar, lanzando a la calle obreros y empleados que se ganan la vida en ella, estos cierres afectarán considerablemente a la economía, todo en honor a una competencia desleal y al pésimo rol de nuestros negociadores.

Las ocurrencias nos siguen asombrando, en la prensa diaria tuvimos la infeliz ocasión de leer unas declaraciones vertidas por la cabeza de la comisión negociadora, expresando, que los productores nacionales lo que están defendiendo y protegiendo es su mercado cautivo. Nos preguntamos nosotros, y los norteamericanos que defienden al exigir que sus productos agrícolas entren libre de impuestos a la Republica Dominicana, sencillamente protegen el interés de sus agricultores, como el sector privado nacional trata de proteger su mercado, sus intereses y su aporte a la economía.

Pasamos ahora a precisar algunas informaciones:

El renglón azúcar estaba excluido del tema de las negociaciones en el TLC, fue incluido en una tercera ronda de negociaciones que no debió celebrarse, pues ya se había concluido con el 100% de la agenda.

La Directora y Jefe de negociación dominicana, tenia por escrito en su programa de trabajo, que el azúcar no era un tema a tratar en el TLC, y así se lo expresó y ratificó formalmente el Embajador nuestro en Washington a ella y al grupo negociador.

Con motivo de la protesta y reclamación de nuestros productores de azúcar por ante el gobierno, el Presidente Mejía, remitió una comunicación que se hizo pública pidiendo una reapertura de las negociaciones a fin de excluir el azúcar del TLC a firmarse próximamente.

Posteriormente, el Presidente de la República dirigió una comunicación por los canales protocolares correspondientes, señalando la posibilidad de no firmar el TLC sino se excluía el azúcar de la lista de productos no sujetos a negociación. Designando una comisión de alto nivel encabezada por el Secretario de la Presidencia y algunos miembros del sector privado, para que se trasladaran a Washington a expresar las razones y puntos de vista de la República Dominicana sobre el problema azucarero. La Jefa Negociadora se excusó y no fue a Washington.

La comisión antes indicada fue sujeta de menosprecios y desplantes por el jefe de los negociadores norteamericano, el funcionario de segundo nivel a quien le fue delegado recibirla, les expreso que la reunión tenia que ser breve pues el salón donde estaban tenían que desalojarlo en los minutos subsiguientes y la encargada de negociar el tratado del TLC con la Rep. Dom., llamó a la comisión para expresarle que sobre el azúcar no tenían nada de que hablar porque ya se habían cerrado las negociaciones sobre el particular.

El azúcar ha sido un tema de larga data con EE.UU., pero lo que olvida la Rep. Dom., es que las grandes potencias no tienen amor ni odio, sino intereses y con ese traje es que los pequeños países deben visitar a los tratantes de las grandes potencias, sumándole a ese traje un poco de decoro y dignidad, para hacer sentir que es preferible una negativa digna, que un sí complaciente con sabor amargo.

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