Las discusiones de pareja son inherentes a la propia esencia de toda relación estable y por sí mismas no son malas al contrario de lo que muchas personas llegan a pensar. Discutir es sano y necesario pues supone la legítima intercomunicación entre ambos miembros de la pareja de sus recíprocas necesidades, aspiraciones y preocupaciones vitales.

Lo malo y realmente peligroso viene esencialmente de la forma de discutir, por lo que es recomendable, al margen del calor de la situación, evitar el empleo de ciertas frases que pueden arruinar una relación. Jamás debes emplear la expresión “¡Cállate la boca!” o “¡No quiero oírte!”. Mejor dile: “calmémonos y hablemos luego”.

Las palabras ofensivas y humillantes siempre dejan marca, pues van encaminadas a degradar a la persona. Abstente de no llamar a tu pareja con los siguientes epítetos: estúpido, analfabeta, idiota, etc.

A menos que estés listo para cumplir con una amenaza de romper la relación, no se te ocurra hacerla porque perderás credibilidad. “Me largo para siempre” o “No quiero volver a verte” son afirmaciones que debes evitar.

Ten siempre presente que en una relación sentimental siempre habrá desacuerdos, pero nunca intentes insultar a la familia de tu pareja con expresiones como: “Tienes el mismo mal genio que tu madre” o “eres un perdedor como tu hermano”. Evita esas frases.