Frederick Douglass: su legado y la RD

Frederick Douglass: su legado y la RD

Cuando recibo a visitantes en mi oficina de la Embajada de los Estados Unidos en Santo Domingo, ellos deben pasar por un pasillo donde se encuentran las fotografías de pasados embajadores estadounidenses en el país. 

Al ver las fotografías a veces los visitantes reconocen a nuestros embajadores más recientes.  Sin embargo, la mayoría de los visitantes se quedan sorprendidos al ver una cara familiar en la pared – la imagen granulada de Frederick Douglass, quien fue el Encargado de Negocios de los Estados Unidos de América para la República Dominicana entre el 1889 y el 1891, con sede en Puerto Príncipe.  Aunque poco se sabe de la trayectoria diplomática de Douglass, la labor realizada por él para erradicar la esclavitud en su país es muy conocida. 

Hoy, 14 de febrero, se celebra el 221 aniversario del natalicio de Frederick Douglass.  Douglass nació esclavo en el estado de Maryland, donde las leyes prohibían que los esclavos aprendieran a leer.  Pese a estas barreras, Douglass aprendió a leer, convirtiéndose en uno de los más grandes oradores y políticos de los Estados Unidos tras finalizar la Guerra Civil.  Durante su niñez, Douglass absorbió todo lo relacionado con la celebración de la libertad a través de la lectura de ensayos, poemas y diálogos populares que se celebraban en las aulas del siglo 19 en los Estados Unidos. 

Esta literatura, escrita para una audiencia libre y blanca, impactó de manera poderosa en el joven Douglass.  Pudo entender la gran contradicción que había arrastrado su país desde sus inicios – la aceptación de la esclavitud en una nación fundada bajo los principios de la libertad.  En 1838, Douglass se escapó de la plantación donde trabajaba como peón, y se trasladó a New Bedford, estado de Massachusetts, donde inició una nueva vida y una increíble trayectoria y carrera.

En su nueva carrera, Douglass hablaba en reuniones públicas por toda la región norte de los Estados Unidos.  Condenaba la esclavitud y planteaba que los afroamericanos debían de tener los mismos derechos que la Constitución estadounidense le garantizaba a otros ciudadanos.  En varias ocasiones grupos de racistas atacaban estos encuentros anti-esclavitud.  Sin embargo, algunos ciudadanos blancos se unieron a su causa tras conocerle. 

Cuando una turba golpeó y le tumbó un diente a un colega blanco – quien salvó a Douglass de un ataque violento – Douglass le escribió a su amigo: “Nunca olvidaré, tal y como si fuéramos hermanos, que estuvimos dispuestos a atrevernos, y hasta morir el uno por el otro”.  Douglass alabó la decisión de su colega de dejar “una vida de comodidad y hasta riqueza…en contra de los deseos de tu padre y de muchos de tus amigos”, para poder hacer “algo para romper las cadenas del esclavo y elevar el tan odiado hombre negro”.

En el 1845, Douglass publicó la primera de varias aclamadas autobiografías.  Sus escritos educaron a los estadounidenses blancos sobre la vida en las plantaciones, y les cambió el pensar que la esclavitud era “buena” para los negros, además de convencer a muchos de que ninguna sociedad justa podía tolerar dicha práctica. 

Sin embargo, con la repentina fama de Douglass vino una verdadera amenaza:  que su dueño lo pudiese encontrar y recapturar.  De manera muy prudente Douglass salió del país hacia Inglaterra, Escocia e Irlanda donde duró dos años ofreciendo cátedras y charlas.  Durante su estadía en el exterior, sus amigos compraron su libertad.  El precio por uno de los hombres más grandes de la nación fue de US$700.

En Gran Bretaña, Douglass conoció un movimiento anti-esclavitud mucho más agresivo a nivel político.  Cuando regresó a los Estados Unidos en el 1847 Douglass rompió con William Lloyd Garrison, quien prefería emplear métodos y acciones puramente morales y no-violentas contra la esclavitud.  Inclusive, estaba dispuesto a que el norte de los Estados Unidos se separara de la unión estadounidense para evitar de esa manera “la mancha moral” de la esclavitud.  Douglass aseguró que seguir ese curso haría muy poco para los esclavos negros del sur, y ofreció su apoyo para la realización de actividades más agresivas.

Apoyó a los partidos políticos tradicionales que prometían prevenir la expansión de la esclavitud a los territorios orientales del país y a otros partidos que exigían la eliminación total de la esclavitud.  Ofreció su casa como una parada del llamado “Ferrocarril Clandestino” (el nombre que se le dio a una red de personas que ayudaba a los esclavos del sur a escapar hacia el norte de los Estados Unidos).  Ahí conoció al abolicionista militante John Brown, cuya meta era provocar un levantamiento violento de los esclavos.

En el 1847, Douglass lanzó “The North Star” (La estrella del norte), el primero de varios periódicos que él dirigió para promover las causas de los derechos igualitarios para los negros y las mujeres.  Su lema era “El Derecho no tiene género – la Verdad no tiene color – Dios es el Padre de todos, y todos somos hermanos”.    Desde muy temprano Douglass fue un ferviente campeón de la igualdad de género.  En el 1872 participó en una boleta como candidato presidencial en el Partido de Derechos Igualitarios, encabezado por Victoria Claflin Woodhull, la primera mujer candidata a la presidencia de los Estados Unidos.

Douglass trabajó en la campaña de Abraham Lincoln en las elecciones presidenciales de 1860.  La Guerra Civil de los Estados Unidos explotó poco tiempo después de la juramentación de Lincoln, Douglass argumentó que la Unión debería integrar a su ejército tropas negras: “Una vez se permita que el hombre negro pueda exhibir las letras de bronce, EE.UU.; le permitan poner un águila en su botón, y una escopeta en su hombrO, y balas en sus bolsillos, no habrá poder sobre la tierra que le pueda negar el hecho de que ha adquirido el derecho a la ciudadanía”.  Aunque ya era muy viejo para ir a la guerra, Douglass reclutó soldados negros para el Escuadrón 54 y 55 de Massachusetts, dos unidades conformadas por negros que lucharon con gran valor.  La historia de estos escuadrones forma parte de la película “Glory”.

Durante este gran conflicto, las relaciones de Douglass con Lincoln eran algo inestables al principio, ya que el presidente trabajó primero para conciliar los estados esclavistas que eran importantes para el esfuerzo de guerra de la Unión.  El 22 de septiembre de 1862, sin embargo, Lincoln emitió la Proclamación de Emancipación, donde declaraba libertad – el 1 de enero de 1863 – de todos los esclavos que aún permanecían en las regiones en rebeldía.  En marzo de 1863 Lincoln apoyó el reclutamiento de soldados negros, y el próximo año rechazó de primera mano las sugerencias hechas para entrar en negociaciones de paz con el Sur sino acordaban eliminar la esclavitud.  En dos ocasiones, el Presidente Lincoln invitó a Douglass a reunirse con él en la Casa Blanca.  Mucho después, Douglass escribió sobre Lincoln que “en su compañía nunca recordé mis orígenes humildes, ni mi desfavorecido color”, y el presidente lo recibió “como un caballero recibe a otro”.

Al término de la guerra Douglass trabajó para la aprobación de las Enmiendas 13, 14 y 15 de la Constitución estadounidense.  Estas enmiendas claramente detallaban los derechos aplicados a todos los hombres, no sólo a los blancos, y prohibió que algunos estados negaran estos derechos. 

Aunque sería la responsabilidad de otra generación de valientes campeones de los derechos civiles garantizar que estas enmiendas fuesen honradas, trabajarían en la base constitucional preparada por Douglass y otros más. Douglass ocupó un número de cargos en Washington, D.C., y continuó trabajando a favor de la igualdad y el derecho al voto de la mujer.  Murió en el 1895, convirtiéndose en la figura afro-americana más importante del siglo 19.

La fotografía de Douglass en la pared de la Embajada es un extraño testamento al papel que han tenido que realizar los líderes afro-americanos en la política de los Estados Unidos de la época.  En los últimos 100 años este papel se ha tornado mucho más prominente en el Gobierno de los Estados Unidos y en nuestra sociedad. 

La diversidad del equipo de la Embajada en Santo Domingo atestigua la creciente apertura de nuestra sociedad.  Hoy, la fotografía de Douglass está acompañada  por la fotografía de otro prominente líder afro-americano, el Presidente Barack H. Obama.  La posición de estas dos fotografías nos recuerda lo mucho que hemos avanzado como nación y cuánto trabajo aún nos queda por delante para garantizar que los principios en que se fundaron los Estados Unidos sean extendidos a todos sus ciudadanos.

*El autor es encargado de negocios, a.i. de la embajada de los Estados Unidos de América.

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