En la ciudad de Santiago, corazón del Cibao, se destacan nuevos edificios de curiosa estructura, diseñados por ingeniosos arquitectos artistas cuyos trazados son muy singulares.
Uno de ellos es el edificio del Palacio de Justicia situado en la avenida 27 de Febrero, el cual es de construcción moderna, aunque presenta columnas de la época republicana.
Sus tres niveles presentan una fachada extensamente amplia cuya entrada está formada por un cuerpo que llega hasta la altura del segundo nivel, en el cual se puede observar una estructura muy curiosa.
Es una especie de marquesina cuyo cuerpo es totalmente curvado, y presenta cuatro columnas dóricas de cuerpo redondo con estrías verticales. En la pared arriba -frontalmente- está escrito el nombre del local, y delante -al pie- presenta una escalinata de seis peldaños.
A éste, en el alto le continúa otro cuerpo de idéntica formación que en cada lateral presenta una ventana rectangular también curvada; la pared que las separa tiene al medio, en altorrelieve de metal, un pequeño escudo de República Dominicana, y más arriba se observa otro cuerpo más estrecho. Sus laterales tienen un bordeado sobresaliente estriado, seguido por un remate que también presenta en cada lateral un borde horizontal dividido al medio por otro formando una curva. Este cuerpo central encierra un reloj.
La pared que le sigue a la izquierda es recta y ocupa los tres niveles; tiene cuatro ventanas y cuatro columnas dóricas, mientras que a la derecha, doblando, hay otra. Éstas soportan el techo de una especie de corta galería, en la que, en el alto de la pared frontal, hay cuatro largas cañerías.
A ésta le continúa otro cuerpo de un solo nivel, cuya pared frontal presenta otra especie de corta galería, pero con sólo cinco estrechas columnas dóricas y una ventana a cada lado.
Otra curiosidad es que delante de la fachada, en cada lateral, se encuentra como decorado un grandísimo tarro redondo de concreto de ancha cuenca, el cual al medio está montado sobre una corta y estrecha base. Detrás, un poste de metal con cuatro globos de luz, y a cada lado al frente de la entrada, las jardineras embellecen el lugar, la superficie de un camino curvo por el cual transitan los vehículos.