La pasada semana tuve unas de esas oportunidades gratificantes para el intelecto,  y fue una tertulia muy motivante.

El Dr. Christophe Paradas, psicoanalista francés, freudiano, nieto de un dominicano que se radicó en Francia, nos brindó una enjundiosa disertación sobre el tema de la memoria, y los aportes culturales de dos figuras emblemáticas del conocimiento mundial: Sigmund Freud, psiquiatra, vienes y Marcel Proust, escritor francés,  esto en su participación en el Café Filo, de la Fundación Global Democracia y Desarrollo (Funglode) con sabia moderación y traducción fluida de doña Delia Blanco.

Deseo compartir este ¨conversatorio¨ tan agradable, sobre dos pensadores que han aportado al progreso filosófico. En ambos personajes hay muchas coincidencias resaltadas por el expositor, una de ellas es la ascendencia judía de ambos. Esto obligó al psicoanalista a mudarse a Londres durante la II Guerra Mundial.

No se conocieron, pero ambos comparten la idea de una esperanza secreta en el humano, una escondida utopía social y  otra personal, de esa que habló mucho Albert Camus, escritor francés al igual que  Proust, quien escribió: ¨Los mitos no tienen vida por sí mismos, esperan que los encarnemos.

Basta que un solo hombre en el mundo responda al llamamiento, para que nos brinde la sabia intacta. Tenemos que preservar a éste, para que la  resurrección se haga posible¨, de Camus: Prometo en los infiernos.

Otra coincidencia resaltada fue el amor hacia sus madres, reflejado en las teorías psicoanalistas del psiquiatra y en las preferencias sexuales del escritor.

Durante la conferencia, el invitado presentó hermosas fotos de la época, no puedo negar que al ver el diván donde Freud hacía sus entrevistas, aplicando su técnica de libre exposición de los pacientes, me remonté con mi memoria a dos lugares visitados por nosotros, donde vi los sofás del maestro, en las casas-museos de Viena y Londres.

Marcel Proust, considerado uno de los escritores más prominentes de Occidente, lo comparan con Shakespeare, su obra cumbre ¨En busca del Tiempo Perdido¨, es un análisis de su sociedad, sobre la memoria escribió: ¨No hay hombre, aun sabio, que no haya en algún período de su juventud dicho cosas, o haya vivido de una manera, de que la conciencia sea tan desagradable para él, ya en una vida más moderada, que con  gusto, en caso de que pudiera, lo excluyera de su memoria¨. Ambos personajes fueron portentos en la consecución de sus metas.

Seres humanos visionarios,  que jamás abandonaron la idea de una esperanza secreta, a pesar de vivir un mundo que parecía irse hacia lo peor, señaló el talentoso expositor.

El Padre del Psicoanálisis es Sigmund Freud,  aunque algunas de sus teorías han pasado a un plano secundario. Ambos tenían diferencias, por ejemplo la música, Freud, no la amaba, nunca escribió sobre ella, a pesar de vivir en una ciudad musical como Viena. A sus hijas no les permitía tocar piano en su presencia. Escribió en su obra los Moisés de Miguel Ángel: ¨No soy un conocedor de arte, aún así el arte ejerce un poderoso efecto en mí, especialmente la literatura, la escultura y  un poco menos la pintura. Pero no puedo sentir lo mismo con la música¨.

Ambos consagrados genios, reseñados sabiamente por Paradas, lucharon vehementemente por los recuerdos, uno por los humanos, y el otro por los sociales.