Frontera, carbón y pobreza

Frontera, carbón y pobreza

Carbón y pobreza: una realidad dominicana. De no entender las relaciones causa-efecto que existen entre pobreza-producción de carbón vegetal-negocio transfronterizo- deforestación, de no entender y/o mal interpretar esas relaciones socio-espaciales entre Haití y República Dominicana, nos hace retroceder a las lamentaciones conservacionistas del ex presidente Balaguer, en los tiempos de Selva Negra. Si hemos invertido la tendencia con el uso del gas entre los 90-2000, el resurgimiento del negocio del carbón vegetal en la frontera demuestra, sencillamente, que hemos retrocedido en la lucha contra la pobreza, en la frontera.

El bosque seco subtropical es la zona de vida (ecología) que se desarrolla hasta los 700 m, con precipitaciones que van desde 500 a 1 000 mm anuales, temperaturas entre 18°C y 24°C, un coeficiente de evapotranspiración de 1,0–2,0 y suelos pobres. Esta zona de vegetación ocupa aproximadamente un 17% del área total del país: las provincias fronterizas en particular. El bosque seco cumple algunas funciones esenciales: retener los suelos, evitar la erosión y los derrumbes. Las especies vegetales que en él se desarrollan son indispensables para la industria farmacéutica, textil y química, pero los campesinos que en él viven solo pueden sacarle provecho con la producción del carbón y la crianza de chivos y ovejos. Tiempos y años atrás, los comerciantes de Monte Cristi vivieron bien del Campeche (colorante natural exportado hacia Alemania) y del algodón (La Isabela/Luperón), otros en Elías Piña vivieron del cultivo del maní y otros del sisal en la Sabana de Sansón. Hoy no es el caso. Se estima que más de dos millones de personas residen en las áreas donde predomina el bosque seco cuyos indicadores socio-económicos revelan que son las más pobres del país y en 1992 el consumo de leña y carbón era de 4,3 millones de metros cúbicos de madera. Estudios (1992) mostraron que la leña y el carbón continuaban siendo los combustibles predominantes en todas las zonas rurales, a pesar de las políticas puestas en vigor por el Estado para incentivar el uso de Gas Licuado de Petróleo. Sabemos que la crecida del lago Enriquillo anegó las tierras ganaderas de los más pobres de la zona. ¿Periodistas y seudo-ambientalistas, cómo pueden sobrevivir las familias en esa zona de ambos lados de la frontera?

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