Frontera sigue siendo
tierra de carencias

Frontera sigue siendo<BR>tierra de carencias

POR MARIEN ARISTY CAPITAN
Aunque el intercambio comercial entre República Dominicana y Haití es de US$307 millones anuales, la zona por la que se transporta toda esta mercancía no cuenta con agua potable ni oportunidades de empleo para sus habitantes, que por demás tienen un nivel de instrucción tan bajo que se convierten en  obstáculo para el desarrollo de la región.

Tras definirla como el área más pobre y necesitada de los dos países, los síndicos de Comendador y Dajabón, Luis Minier y Sonia Mateo, respectivamente, se quejaron de que ha sido abandonada y olvidada por las autoridades de ambas naciones.

Pidieron que se actualice el anticuado marco legal con el que se rigen las actividades económicas y financieras. De la misma manera sería necesario que se agreguen nuevos arbitrios locales sobre el tráfico vehicular, de manera que pueda usarse para gestionar el desarrollo de las localidades fronterizas.

Sostuvieron que los gobiernos dominicano y haitiano deben continuar  avanzando en acuerdos bilaterales que permitan aprovechar las oportunidades del intercambio transfronterizo, lo que permitiría ponerle fin a las arbitrariedades de funcionarios civiles y militares que dificultan el comercio.

Estas solicitudes no son exclusivas de Minier y Mateo: todos los alcaldes del área tienen la misma preocupación, tal como lo expresaron en el “Foro de Desarrollo Fronterizo y Fortalecimiento Municipal”, realizado ayer en Hotel V Centenario.

Durante el desarrollo del Foro se presentaron las principales demandas de los síndicos y funcionarios que, reunidos por sexta vez en esta ocasión, trabajan por el impulso de esta región y han planteado cuáles son las principales dificultades que están enfrentando en estos momentos.

Respecto al flujo comercial, se explicó que las exportaciones desde la República Dominicana son de US$300 millones anuales; mientras las exportaciones de Haití a nuestro país son de US$7 millones al año.

Pasando al asunto del agua, manifestaron que con su ausencia se afecta la agricultura de la zona y se hace difícil el impulso del turismo cultural, con el que aspiran aumentar las recaudaciones, crear un fondo común y diseñar iniciativas que beneficien a todos los habitantes.

“La única manera de pensar el desarrollo fronterizo de manera sostenible y sustentable es pensarlo como un desarrollo compartido entre las comunidades que habitan ambos lados de la frontera”,  expresan en un documento conjunto que fue leído por Minier.

Dicho esto, los alcaldes establecieron que también es necesario que la cooperación internacional asuma una mayor responsabilidad en la región. “Y que lo haga de manera coordinada y efectiva, con mayor sensibilidad a los problemas acuciantes de nuestras poblaciones mayoritariamente pobres y una visión ambiental más amplia”, expusieron.

Al hablar de las oportunidades, para ellos es vital que se eleve el nivel educativo de la gente, ya que este el gran obstáculo que tienen para implementar los programas de desarrollo integral. Un gran paso para mejorar este punto, dicen, es establecer un programa de educación técnica y de las becas para que los bachilleres puedan cursar una carrera universitaria.

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