Fructífero desempeño de la Superintendencia de Bancos

Fructífero desempeño de la Superintendencia de Bancos

MIGUEL PINEDA LÓPEZ

La designación del reconocido financista y economista Alejandro Fernández como superintendente de Bancos por parte del presidente Luis Abinader fue recibida con beneplácito se diría que casi por todo el país, entre otras cosas por sus altas calificaciones profesionales, las orientaciones y consejos que durante años ofrecía a través de sus leídas columnas y plataformas digitales.

De manera que su buen desempeño al frente de esa importante institución no ha sido una sorpresa. Fernández se ha manejado con tacto, prudencia y eficacia, y el sistema bancario dominicano se ha consolidado con un crecimiento significativo y sostenido en medio de la peor pandemia del siglo.

Ha existido durante la gestión del actual incumbente total armonía, colaboración y comprensión entre los sectores financieros y el ente regulador. Los reclamos de los usuarios han sido escuchados de forma fehaciente como lo demuestran los últimos datos que certifican la devolución de RD$120.7 millones en dos partidas, una de 69.3 y otra de 51.4.

La Oficina de Atención al Usuario de la Superintendencia de Bancos merece un justo reconocimiento por su receptividad con los usuarios del sistema bancario y sus novedosas campañas de orientación y educación financiera, bajo las directrices de Fernández, quien ha desarrollado una política de inclusión y acercamiento con la millonaria franja que recibe los servicios financieros.

La naturaleza decente y afable del actual Superintendente ha contagiado a todo el personal de la entidad en cuestión, lo que ha permitido que el público se sienta confiado, seguro y protegido. Definitivamente, las relaciones humanas son fundamentales para el buen funcionamiento de cualquier institución sea pública o privada.

Tan buena es la valoración que tienen los agentes económicos y los usuarios del sistema financiero sobre la gestión del superintendente Alejandro Fernández que lo ideal sería que otros funcionarios gubernamentales imiten ese comportamiento y recuerden que a los puestos se va a servir no a servirse de ellos.

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