Crueles turbas emergen de la impotencia del país frente a la criminalidad. Se da en la región norte en estos momentos una escalada de sangrientas acciones callejeras contra presuntos delincuentes. Anónimas multitudes se toman la ley en las manos, comportamiento ilegal y salvaje que es un amargo fruto del azote impune de cientos y miles de ladrones y asaltantes que escalan hogares, penetran a negocios, sorprenden a familias indefensas y transeúntes; profanan cementerios e iglesias, barren con los metales destruyendo la propiedad pública. Brillando a veces los indicios de que la criminalidad se escuda en uniformes o logra la complicidad alarmante de malos miembros de la propia autoridad.
El país siente el fracaso de la prevención y percibe que las depuraciones y vigilancias sobre la conductas de policías no funcionan. El bandolerismo sienta reales y el trayecto entre el aeropuerto Las Américas y las residencias de recién llegados sigue siendo peligroso, comprobándose que los pistoleros a veces actúan con si fueran policías o se apoyan en complicidades dentro del propio aeropuerto para ubicar y perseguir a los viajeros para saquearles sin piedad. El sistema judicial y los instrumentos afines del Estado que están obligados a garantizar vidas y propiedades de los ciudadanos, deben autocriticarse y admitir que su persistente ineficiencia estimula las acciones unilaterales de turbas.
Rechazo a más de lo mismo
El insistente reclamo que formulan voces de la sociedad (esta vez la del obispo Diómedes Espinal) de que el futuro Presidente se proponga -con claridad y desde su comienzo- marcar distancia de la administración que termina, fue estimulado por el propio candidato triunfador en el trayecto final de su campaña por el poder. Danilo Medina se comprometió a gobernar de manera diferente, sin despreciar lo que pudiera juzgar como positivo en el balance final del cuatrienio que se cierra, y dispuesto a poner fin a lo que mal ha andado; e innovar. La aprobación que obtuvo del electorado (sin que su PLD fuera el más votado) parece derivarse de ese compromiso. La sociedad está dolida por el crecimiento sin equidad y porque los jóvenes son los más perjudicados por el desempleo. Exige que el crimen sea vencido y deplora que a la sombra del poder ocurran enriquecimientos dudosos en el marco de una falta casi absoluta de sanción.