Frustración y miedo aupan masivas
protestas de inmigrantes en Estados Unidos

Frustración y miedo aupan masivas <BR>protestas de inmigrantes en Estados Unidos

Por Paula Bustamante
LOS ANGELES, Mar 28 (AFP) – El miedo a ser expulsados de Estados Unidos donde trabajan y la frustración de verse calificados como «criminales», es el motor de las masivas protestas de inmigrantes en Los Angeles y varias partes del país, donde millones afirman: «Hoy marchamos, mañana votamos».

   De acuerdo a analistas el brote de manifestaciones multitudinarias, que tuvo su máxima expresión el sábado con medio millón de personas en Los Angeles, contra las propuestas de reforma migratoria ha revelado la fuerza de un poder político hispano sin precedentes que ha tomado por sorpresa al gobierno de Estados Unidos.

   «Es miedo, es rabia y frustración» frente a propuestas que incluyen términos de rechazo a una comunidad hispana de más de 35 millones de personas y que forman la base trabajadora del país, explicó a la AFP, Louis DeSipio, profesor de Ciencias Políticas de la escuela Irvine de la Universidad de California.

   «Hoy marchamos, mañana votamos», vitorearon el fin de semana miles de inmigrantes, en su mayoría mexicanos, que protestaron en Los Angeles (California, oeste).

   «Se trata de reclamos de una comunidad cansada, que ve en las propuestas legislativas un rechazo, pero a la vez ya son generaciones de muchos años las que están en Estados Unidos, sobre todo los mexicanos en California (frontera con México) y además son muchos», explicó Andrés Jiménez, director general del Centro de Investigación de Políticas Públicas de la Universidad de California.

   Sólo en Los Angeles, de su población de más de 9,5 millones de habitantes, 4,2 millones (44,6%) son de origen hispano, mientras que en todo California, de sus casi 34 millones de habitantes, 32,4% son hispanos, según cifras de la oficina federal de estadística (censo).

   La manifestaciones han sido convocadas por agrupaciones o espontáneamente desde la semana pasada en Chicago, Milwaukee, Atlanta, Detroit, Houston, Dallas y las mayores en California, con «un elemento nuevo: los jóvenes que salen de las clases para sumarse a la protesta», indicó Jiménez.

   «Esto es algo que no se veía tan fuerte desde 1968 y dice mucho del cansancio de la comunidad, del miedo, la frustración y del peligro que ven en su futuro si todas estas medidas policiales se aprueban en una ley», indicó el experto.

   El viernes y el lunes pasados decenas de miles de estudiantes de escuelas secundarias públicas boicoteron las clases y salieron a las calles de Los Angeles a reclamar justicia, muchos de ellos gritando «¡Unidos Latinos! y portando con orgullo la bandera de México.

   El uso de banderas de sus países de origen sin alzar la estadounidense fue comparada por medios locales con las acciones de 1994, contra otra polémica propuesta migratoria, conocida como la 187, cuando se realizaron protestas, nunca tan masivas como las actuales, y los sectores políticos más conservadores lo explotaron para alentar un sentimiento antiinmigrante.

   Entonces se consideró «un atentado» contra la soberanía y el idioma de Estados Unidos.

   En ese entonces las marchas inmigrantes «crearon un efecto contrario y aumentó el respaldo a la Propuesta 187», que negaba todo tipo de servicios sociales a los inmigrantes sin documentos, explicó al diario La Opinión el politólogo John Pitney, del Colegio Claremont MacKenna.

   Es un tema espinoso y que pincha las venas políticas, sociales y económicas del país, donde el partido Republicano en el poder también está dividido entre una línea dura que no contempla ninguna solución para los cerca de 12 millones de indocumentados y otro grupo, liderado por el presidente George W. Bush, que aboga por permisos de trabajo temporales bajo condiciones bien específicas.

   Esta «fractura en el partido Republicano podría tener un alto costo en las próximas elecciones», mientras que el partido Demócrata podría fortalecerse con la lucha de la comunidad hispana y por otra parte el movimiento por mejores condiciones laborales en general, explicó a la AFP la profesora en ciencias políticas Sheery Bebitch Jeffe, de la Universidad del Sur de California.

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