Frustraciones de peso

Frustraciones de peso

La frustración por no perder peso a pesar de los esfuerzos es habitual entre las personas que encaran un régimen alimentario.

Al ritmo del vertiginoso crecimiento de los índices de sobrepeso y obesidad en nuestro país, se incrementaron en los últimos años las “fórmulas mágicas” que apuntan a producir descensos de peso inmediatos y con el menor esfuerzo posible. Esta multiplicidad de opciones generó confusión a mucha gente en cuanto a las prácticas alimenticias más saludables a aplicar para garantizar resultados efectivos.

Esta confusión  ha llevado a miles de personas a armar dietas caseras y a medida, muchas de ellas sin rigor científico, que terminan por generar frustración por no mostrar resultados en el corto plazo. Comemos por ansiedad y tenemos que aprender a controlar esa actuación inconsciente.

Sin embargo, es importante destacar que el éxito de toda dieta depende de la implementación de ciertos hábitos muy claros y de la eliminación de prácticas alimenticias desfavorables para el descenso de peso. En otras palabras, independientemente del nombre de la dieta que se realice, hay postulados muy específicos de lo que se debe y lo que no se debe hacer a la hora de iniciar un proceso de descenso de peso.

Por esta razón, es también notable que el trastorno y la obsesión por el peso, conlleve muchas veces a desarrollar la anorexia, la cual también se debe a ciertos factores predisponentes como una familia conflictiva, las presiones culturales a favor de la delgadez, una imagen corporal deformada, etcétera. El seguimiento compulsivo de una dieta puede desencadenarse cuando alguna persona caracterizada por disímiles agentes se ve expuesta a un factor precipitante, como la pérdida de un compañero sentimental o la petición de un amigo íntimo de iniciar una relación sexual. Cuando empieza el exceso en la dieta, aparecen diversos factores de mantenimiento: la inanición y los vómitos reducen la ansiedad y, cuando la anorexia atrae la atención de terceros, pueden aparecer beneficios secundarios de la enfermedad; pero la realidad es que la perspectiva feminista no hace hincapié en la patología de la persona, sino en las prácticas de socialización y en los mensajes de nuestra sociedad.

La terapia de conducta puede utilizarse para reducir la ansiedad que el paciente asocia con la acción de comer. Por desgracia, cuando las pacientes que han recibido este tipo de tratamiento regresan a su antiguo ambiente familiar, vuelven con frecuencia a sus anteriores pautas anoréxicas de conducta.

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