Frutas y verduras, ¿cómo conservarlas?

Frutas y verduras, ¿cómo conservarlas?

Aunque vivimos en el siglo del desperdicio, esa dañina práctica no tiene por qué ser parte de nuestro diario vivir.

¿Cuántas veces no hemos echado montones de comida a la basura porque simplemente “se dañaron”? Aun cuando existen diferentes técnicas para conservar los alimentos, el primer tip para evitar que estos se dañen y tengan este insípido final es comprar a conciencia, racionalmente. En otras palabras, no compre más de lo que necesite o se vaya a comer.

Las verduras. La nevera es nuestra gran aliada cuando de conservación se trata, pero para ello necesita estar en la temperatura correcta, lo cual es entre los 3º y los 5º Celsius. Cuando se trata de verduras, en el sentido estricto de hojas y tallos, podemos almacenarlas en bolsas plásticas, preferiblemente perforadas para asegurar la ventilación y evitar la aparición de hongos. Sin embargo, existe otro método muy eficiente, dependiendo de cuál sea el uso final que la dará a esas verduras. Se trata del preparado de sazón criollo. El mismo consiste en licuar las verduras lentamente- también puede utilizar un extractor- sin agua (solo naranja agria, limón o vinagre), añadiendo ajo, cebolla y las especias que guste (pimienta, orégano, etc.), así logra un líquido pastoso que se conserva por mucho tiempo en el frigorífico y que puede utilizar en diferentes preparados. Sin duda un ejemplo muy práctico que ahorra tiempo valioso en la cocina.

Las frutas… y los vegetales. Estos son nuestro gran dilema y responden de manera diferente al tipo de almacenaje que les demos. Por ejemplo, no todos se conservan mejor en el refrigerador. Tal es el caso del tomate, las naranjas, las cebollas y el ajo. El tomate, por ejemplo, pierde mucho de su aroma y sabor.

Si hablamos de hierbas, la albahaca se conserva mejor a temperatura ambiente en un envase con agua, como un ramillete de flores.
Por otra parte, es importante recordar que ciertas frutas pueden alterar el proceso de maduración de otras. Las manzanas por ejemplo producen gas etileno que provocará que las demás se descompongan aceleradamente. También trate de separar las verduras de las frutas dentro del frigorífico.

Otras frutas que no requieren de los rigores del frío son los melocotones, las peras, la sandía, la piña y por supuesto las bananas (que también producen gas etileno). Eso sí, si están prontos a dañarse o ya los hemos abierto, más vale meterlos en la nevera. Fresas y uvas, por otra parte, pertenecen allí.

El congelado. Si definitivamente no podemos eludir las grandes cantidades o por alguna razón estaremos ausentes de casa, siempre podemos recurrir a la técnica del congelado.

Para ello es muy importante lavar bien las verduras o frutas, cortarlas en trozos, guardarlas en bolsas y etiquetarlas para mayor control. Algunos recomiendan “blanquear”, ciertos vegetales como el brócoli, la remolacha o la zanahoria, lo cual consiste en hervirlos previamente por un pequeño espacio de tiempo, y luego (para nuestros fines) pasarlos por agua fría antes de congelar. Todo esto con el objetivo de destruir enzimas que afectarán su sabor y color al congelarse.

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